En América Latina las mujeres son las que más usan el transporte público. De igual manera han expresado que se sienten más inseguras, la razón es porque han experimentado situaciones de violencia sexual. Muchas autoridades en América Latina consideran de importancia lograr una transición necesaria para hacer frente a esta situación social.
Entre las iniciativas que son ejemplo están; el programa “Viajemos Seguras” del metro del Distrito Federal de México, y que se mantiene hasta la fecha, estableció vagones exclusivos para mujeres. Esta acción se llevo a cabo como una respuesta a los altos índices de violencia y acoso sexual que surgen dentro de el transporte público.
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El metro de la Ciudad de México, recibe 5 millones 500 mil pasajeros diarios, se convierte la red más extensa y con mayor cantidad de usuarios en toda América Latina.
Las mujeres y la problemática del acoso sexual
Por otro lado, el Metro de Santiago de Chile, que se sitúa en la segunda posición en el continente con 2,6 millones de pasajeros al día, muestra los mismos índices de acoso y violencia sexual.
De acuerdo a un sondeo 8 de cada 10 mujeres aseguran haber sido víctimas de acoso y otros afirman que han presenciado una situación de acoso sexual en el transporte público, de acuerdo a los resultados de un estudio llamado «Ella se mueve» de 2019.
Otros países que usan la iniciativa son; Brasil, India, Malasia y Egipto han aplicado este régimen en el transporte público con la misma finalidad: evitar la violencia sexual cometida contra mujeres.
Algunos casos de acoso sexual son miradas lascivas, palabras ofensivas, masturbación, eyaculaciones, son complejas porque el acosador no tiene un contacto físico con la víctima explicó una experta del tema. Tanto la oscuridad, las esquinas que reducen la visibilidad, las zonas de trasbordo, las zonas aglomeradas y las zonas desoladas, se perciben y vivencias como zonas de riesgo.
Sin duda hay una relación entre espacio y violencia. Los manoseos ocurren mayoritariamente en el vagón, las miradas en el andén y en las escaleras. En los andenes ocurren las persecuciones, en los alrededores del metro, las violaciones, en los accesos los piropos obscenos.
Aunque la separación de los vagones no es la única solución a la problemática, es un avance en tanto permite situar el tema de la violencia en el espacio público. De acuerdo a una investigación cualitativa, la separación de vagones es una acción valorada extensamente por las mujeres usuarias; como una forma de viajar seguras en el metro, por lo cual el programa cumple satisfactoriamente su objetivo general.