Casi vacías, catedrales francesas calculan los costos de la pandemia

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La Catedral de Nuestra Señora de Chartres, un enorme edificio del Siglo XIII con una nómina de 18 empleados, es un lugar con un alto costo de operación y los cerca de un millón de turistas que la visitan cada año para ver sus famosos vitrales de tonos azules son una parte esencial para equilibrar las cuentas.

Este año, sin embargo, la epidemia de COVID-19 ha disminuido con fuerza el flujo de visitantes, lo que ha causado una crisis financiera en la catedral francesa, un lugar que es reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

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“Es muy difícil sobrevivir”, dijo a Reuters el padre Emmanuel Blondeau, rector de Nuestra Señora de Chartres.

La Iglesia Católica ha perdido 90 millones de euros (109 millones de dólares) a nivel nacional en ingresos este año, estima la Conferencia Episcopal de Francia (CEF). Ha despedido a cientos de empleados y es posible que tenga que cerrar o vender algunos lugares de culto en 2021 , dijo a Reuters el director financiero de CEF, Ambroise Laurent.

Si bien el Estado cubre su mantenimiento, las iglesias tienen que pagar por su propio personal, calefacción e iluminación.

Eso hace que la crisis sea particularmente aguda para las catedrales, que se sienten obligadas a permanecer abiertas para los pocos fieles que acuden a orar, lo que significa altos costos fijos que ya no están siendo cubiertos por sus ingresos habituales de colectas, ceremonias y venta de velas.

En Chartres, las ventas de velas normalmente recaudarían unos 5.000 euros (6.070 dólares) por semana, pero eso ha caído a unos 500 euros, dijo el rector.

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Foto: La Iglesia Católica ha perdido 90 millones de euros/Referencia

Visitantes 

Antes de la epidemia, la catedral empleaba a 18 personas. Eso ahora se ha reducido a 14, que alternan entre un trabajo a medio tiempo y los subsidios por desempleo del gobierno.

Después de una primavera boreal desalentadora, los visitantes, incluidos los peregrinos alemanes y austriacos, regresaron en el verano. Pero a partir del 21 de septiembre, cuando Chartres y su región fueron declaradas zona de cuarentena por COVID-19, casi dejaron de llegar.

La catedral de Nuestra Señora de Puy en Le Puy-en-Velay, en el centro de Francia, es otro sitio reconocido como Patrimonio Mundial de la Humanidad y una etapa importante en la ruta de los peregrinos de Santiago de Compostela. También ha visto caer en picada el número de visitantes y sus ingresos, principalmente por la venta de velas y colecciones.

Sin embargo, cerrar sus grandes puertas de madera para ahorrar dinero no es una opción. “Este es un lugar de peregrinaje, tenemos que permanecer abiertos, cualquiera debería poder venir”, dijo su rector, Jean-Loic Ollu.