Cada 2 de abril se celebra el Día Mundial del Autismo, una jornada de concienciación que pretende que la información sea veraz, se conozca todo lo que conlleva padecerlo tanto para la persona como para su entorno y que su inclusión total en la sociedad sea real.
Uno de los síntomas específicos de este trastorno y tal vez menos conocido es la alteración del sueño, algo que es recurrente y cuenta con base científica. Los expertos advierten de que cuidarlo y tratarlo mejora la calidad de vida no solo del niño, sino de toda la familia.
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El autismo o Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) hace referencia a un conjunto amplio de condiciones que afectan al neurodesarrollo y al funcionamiento cerebral. Dando lugar, a las personas que lo padecen, a sufrir dificultades en la comunicación e interacción con los demás, así como en la flexibilidad del pensamiento y de la conducta de la persona que lo presenta.
Según la Organización Mundial de la Salud, uno de cada 160 niños tiene un TEA y sus síntomas suelen comenzar en la infancia y persistir hasta la adolescencia y la edad adulta. Otras estimaciones hablan de que puede afectar a uno de cada 68 niños en edad escolar.
El 70-80% de las personas que padece un TEA tiene alguna alteración del sueño: tanto a la hora de conciliar, como de mantenerlo y con despertares tempranos frecuentes. Y es un tema importante que muchos progenitores pasan por alto porque muchas veces están tan ocupados o saturados con la información, las crisis o las terapias que ni siquiera comentan en consulta los problemas de su hijo, de la familia, a la hora de dormir. Hay que saber, según explican los expertos, que en igualdad de condiciones, si un niño TEA y otro estándar duermen la misma cantidad de horas, el sueño del primero siempre va a ser peor, entre un 2% y 3% peor, reporta El País.