Nicaragua y sus volcanes siguen siendo atractivos para el mundo

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El sitio web de turismo y aventuras myadventuresacrosstheworld.com publica continuamente relatos sobre diversos destinos del mundo; uno de ellos, por supuesto, Nicaragua. A continuación, una pieza dedicada a los volcanes del corazón de Centroamérica, específicamente el majestuoso Cerro Negro. 

No sabía mucho sobre Nicaragua antes de visitarla, no tenía grandes expectativas. Y terminé enamorándome de ella, por su increíble buena vibra, su calurosa gente, y hasta el punto que ya he estado allí 3 veces y pronto estaré de regreso.

Algo que no sabía era que Nicaragua es conocida como la tierra de lagos y volcanes. De hecho, hay 19 volcanes activos. De estos, algunos están en León, mi ciudad favorita de Nicaragua. Algunos están cerca de Granada, un gran lugar para turismo. Y hay otros dos en la isla de Ometepe. 

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Casi siempre que uno ve algún sitio de Nicaragua hay un volcán a la vista. Eventualmente, aunque a uno le guste o no, siempre hay que visitar al menos uno. Caminé sobre el cráter del volcán Masaya, no muy lejos de Granada, y exploré los bancos de lava. Subí el volcán Maderas pero es el Cerro Negro el que me dio la experiencia más sorprendente.

 

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Lo que hace el sandboarding posible en el Cerro Negro es su suelo, formado con pequeños granos de roca volcánica. A la fecha no he escuchado de otros países que ofrezcan esta actividad.

Deslizarse en este volcán implica un corto pero duro viaje hacia la cima. El camino no es tan duro de hecho. Pero lo que dificulta el ascenso es cargar la tabla de madera y luchar contra el viento bajo el tremendo calor de León.

El paisaje es espectacular. La vista desde la cima es simplemente espléndida: se puede ver el Océano Pacífico. Simplemente te roban el aliento las vistas.

Toda la experiencia es muy divertida y lo haría sin dudas otra vez, enviando a alguien hacia abajo para poder tener más velocidad.

Esta actividad no es realmente peligrosa, a pesar que conozco a un par de personas que han salido lastimadas por el vertiginoso descenso. Una vez más, todo se trata de mantener el balance entre la diversión, la adrenalina y la seguridad. Depende de cada uno cómo lo hace, si muy rápido o más lento.

 

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