Margaux Benitah es una joven que nació en Francia y que ahora es una nicaragüense íntegra, feliz y enamorada de esta tierra. Es un orgullo mencionarla a ella como una de los miles de extranjeros que deciden permanecer en Nicaragua para emprender sus proyectos, desarrollar una vida plena con su nueva familia y compartir lo que conoce con más personas de su país, y en este caso, su continente.
Este tipo de historias nos vuelven a confirmar que Nicaragua es el destino ideal para vivir e invertir
A continuación compartimos esta Fábula de amor de una francesa y Nicaragua. Yo soy Margaux, tengo 29 años y nací en enero de 1989 en París, Francia Decidí irme de París porque necesitaba un cambio de ritmo… Necesitaba dejar de ver rostros cansados por el invierno en el metro, en el frío, de que todo giraba siempre alrededor del dinero… Realmente necesitaba ir a vivir un tiempo (yo pensaba irme unos 2 años) a un país más cerca de la naturaleza, más sencillo, cerca de productores y donde pudiera concentrarme de nuevo en mis valores humanos. Encontré un trabajo en una empresa exportadora de cacao y ayudé a desarrollar la exportación de cacao fino nicaragüense a chocolateros en todo el mundo. Entonces, me enamoré tanto de trabajar con este rubro y con los productores, y de las plantaciones tan bellas de cacao, que me quedé trabajando 4 años con ellos. Supongo que todavía estaría allí si no hubiera encontrado a mi futuro esposo, Franklin, con quien ahora estoy emprendiendo en nuestro propio negocio. Lee también: Las vacaciones perfectas en Nicaragua Yo vine pensando que me iba a quedar 2 años y me iba a regresar a Francia
Fue en uno día que conocí a Franklin, un nicaragüense más nica que el pinol con una linda sonrisa, y lo nuestro fue amor a primera pista. Hablando con él, me di cuenta que este hombre de 2 metros de estatura, esbelto y “pompeado”, había en realidad sido obeso hasta sus 33 años, año en el que aprendió a comer saludable para perder 60 libras en 5 meses. Así que decidí seguir sus consejos nutricionales y yo también bajé las 20 libras de más que me venían persiguiendo desde joven. Es por eso que ahora nos dedicamos a enseñar a los nicaragüenses a comer saludable. De hecho, ya son más de 2 mil nicaragüenses que han hecho este cambio positivo y han dejado atrás los problemas de salud y sobrepeso vinculado a una alimentación desbalanceada. Algo hermoso que tengo que contar, es que en la final de basquetbol de los juegos centroamericanos, en el estadio nuevecito, Franklin se arrodilló y me pidió matrimonio delante del estadio lleno. Ahora parece que mi estadía en Nicaragua se va a extender de nuevo. Cómo decirle que no a semejante propuesta llena de originalidad y sinceridad. Nicaragua es una tierra acogedora donde todo es posible. Hay un dicho entre los expatriados en Nicaragua: "Uno llora cuando llega, y llora cuando se va". He visto cosas sorprendentes y un poco curiosas cuando uno llega a vivir en Nicaragua. Por ejemplo que las direcciones sean "del arbolito, una cuadra arriba, portón azul"; o que sea algo complicado caminar en la ciudad por la manera en que está estructurada, pero rápidamente eso se vuelve un chiste y uno se enamora de todo lo demás y se da cuenta de todas las oportunidades que el país ofrece. A menos de 2 horas de Managua hay volcanes que trepar, selva donde perderse, plantaciones de café y cacao que visitar, playas paradisíacas… Es decir, todo lo que solía ser vacaciones y de las buenas en el pasado. Definitivamente que si lo que buscas es un rincón de tranquilidad, calor, con gente linda, y donde podés emprender lo que se te ocurra con mucho menos riesgo que en otros países, deberías de mudarte a Nicaragua. La vida para una francesa es "tuani" (jajaja). Mentiría si dijera que no hay nada que extraño de mi país, mi familia, mi queso, mi vinito (jajaja), pero no vine aquí a salir solo entre franceses y guardar todas mis costumbres de antes. Pasé mis dos primeros años visitando cada rincón del país, desde el cañón de Somoto hasta Bluefields, pasando por Estelí, Ometepe, el Río San Juan, en el cual bajé en kayak durante 4 días. Cada fin de semana era una nueva aventura fuera de este mundo. Pero ya estoy viviendo aquí como cualquier nica y todos mis amigos son nicaragüenses. Como vaho y gallopinto… Hasta dicen que hablo como nica. Estamos haciendo todo lo que podemos para sacar nuestro negocio adelante, junto con los 8 empleados que tenemos. Sigo bailando una vez a la semana y pasamos disfrutando de las bellezas del país en nuestro tiempo libre. Yo soy feliz y orgullosa de ser francesa, amo mi país y no lo cambiaría por nada. Pero una y mil veces volvería a elegir Nicaragua como destino para una nueva vida. Llena de proyectos
La gran propuesta
Un lugar ideal para vivir
