El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió el martes una movilización masiva para "evitar lo peor" en Somalia, un país del Cuerno de África amenazado por la hambruna.
Somalia está al borde de su tercera hambruna en 25 años a causa de una nueva sequía que causa estragos en el este de África.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) más de 6,2 millones de somalíes —la mitad de la población— necesitan ayuda humanitaria de urgencia y casi tres millones pasan hambre.
Las nuevas autoridades de este país devastado por dos décadas de guerra y repetidas crisis humanitaria decretaron en febrero el estado de "catástrofe nacional".
La prensa comienza a publicar imágenes de cuerpos esqueléticos que recuerdan la hambruna de 2011 que causó la muerte de al menos 260.000 personas.
"Es posible evitar lo peor", declaró a la prensa Antonio Guterres tras entrevistarse en Mogadiscio con el nuevo presidente somalí, Mohamed Abdullahi Mohamed, elegido el 8 de febrero.
Se trata de la tercera visita de un secretario general de la ONU desde 1993 a Somalia, un país sin poder central desde 1991 y cuyo gobierno existe gracias al apoyo de la comunidad internacional y de la fuerza de intervención de la Unión Africana (Amison),
"Necesitamos el apoyo masivo de la comunidad internacional para evitar que se repitan los acontecimientos trágicos de 2011", dijo Guterres.
El presidente de Somalia, subrayó por su parte que su país se enfrenta a "una sequía que podría convertirse en hambruna si no llueve en los próximos dos meses".
Obligación moral
Tras reunirse con Mohamed en Mogadiscio, Guterres visitó un campamento de desplazados en Baidoa, la capital de la provincia de Bay (sur).
Esta ciudad, donde según la ONU viven unos 42.000 desplazados, se encuentra en la zona más afectada por la sequía. Los militantes islamistas shebab, afiliados a Al Qaida y que controlan la mayor parte del sur somalí, se niegan a que los trabajadores humanitarios auxilien a la población.
"Tenemos la obligación moral de hacer todo lo que está en nuestro poder para esa gente", declaró Guterres en el campamento. "Es la situación dramática en la que se encuentran países como Somalia lo que produce el terrorismo", añadió.
El campamento está poblado principalmente por ganaderos, muchos de los cuales perdieron su ganado y no tuvieron cosecha en las últimas tres campañas. Las mujeres y los niños representan un 80% de recién llegados, según la ONU.
"Ya no tenemos víveres, y nuestro ganado está muerto", declaró a la AFP Mainuna, llegada con tres de sus seis hijos desde la región de Middle Juba, en el sur de Baidoa. "Allí no podíamos obtener ayuda", añadió.
La sequía tuvo como consecuencia que se propagara la diarrea aguda, el cólera y el sarampión, y casi 5,5 millones de somalíes están expuestos a enfermedades transmitidas por el agua porque la población recurre a fuentes de agua "de riesgo", como agua estancada.
Somalia no es el único país de la zona amenazado por la hambruna, provocada por la guerra y la sequía.
Yemen y Nigeria están en la misma situación mientras que en Sudán del Sur la hambruna fue declarada oficialmente el 20 de febrero, con unas 100.000 personas afectadas. Más de 20 millones de personas pueden morir de hambre en esos cuatro países.
La hambruna se declara cuando más de 20% de la población de una región tiene un acceso muy limitado a los alimentos de base, cuando la tasa de mortalidad es superior a dos personas por 10.000 por día y que la malnutrición aguda afecta a más de 30% de la población.
Otros países del este de África, como Kenia y Etiopía, también están afectados por la sequía tras varias temporadas sin lluvia.