El organismo antidrogas de Australia, anunció el viernes que el éxtasis y los hongos alucinógenos podrán ser utilizados en los tratamientos contra la depresión y el estrés postraumático.
Los psiquiatras podrán prescribir ambas sustancias a partir de julio, dijo la administración australiana de productos terapéuticos; tras encontrar «suficiente evidencia sobre potenciales beneficios en ciertos pacientes».
Cabe mencionar que ambas drogas están actualmente prohibidas y pueden ser utilizadas solo en ensayos clínicos estrechamente controlados. Mike Musker, especialista en salud mental de la universidad de South Australia, recibió el anuncio con entusiasmo.
Posteriormente, Musker dijo que también ambas drogas «reducen las inhibiciones» y pueden ayudar a las personas a procesar las imágenes y recuerdos difíciles. En 2021 los médicos podrían comenzar a prescribir MDMA; un químico psicoactivo dirigido a quienes afrontan distintas condiciones.
Australia legalizará éxtasis y hongos para uso médico
En tanto, un primer estudio científico que se hizo hace años concluyó que los pacientes con estrés postraumático; veían reducidos fuertemente sus síntomas y episodios críticos por más de seis años únicamente al consumir tres dosis de MDMA.
Este mismo se utiliza en su forma pura tiene un efecto por sobre la amígdala cerebral, justamente donde se procesan las emociones.
A diferencia de otras sustancias, en este caso no se provoca alucinaciones visuales o auditivas; sino que una sensación de relajamiento que permite a la persona en cuestión sentirse en confianza y empatizar con sus terapeutas.
De hecho, aquello que la consumen aseguran que al tomar la droga pudieron entrar en contacto con sus sentimientos y así trabajar tanto en los positivos como en los negativos.
Alrededor de 200 contienen sustancias psicoactivas como la psilocibina, lo cual indican que traen consigo un alto potencial médico para tratar enfermedades como la depresión, la ansiedad nerviosa o algunas adicciones.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 300 millones de personas en todo el mundo padecen depresión y solo al 30% de estas les sirven los fármacos antidepresivos que existen en el mercado legal.