Cargar con problemas y más problemas en la mente no solo afecta el comportamiento. Sufrir de estrés tiene efectos en todo el organismo, incluso en la salud dental.
Plazos para entregar trabajos, incertidumbre económica, problemas con las relaciones familiares, época de exámenes… Son varios los motivos que pueden llevar a que las personas se sientan ansiosas y se estresen. Y en los tiempos actuales, este trastorno es cada vez más frecuente.
El estrés y la ansiedad constante generan cambios en el cuerpo que repercuten en la salud de quien los padece. Estos cuadros mentales son capaces de originar nuevas afecciones o empeorar otras ya presentes.
El estrés
La palabra “estrés” proviene del término griego stringere, que significa ‘apretar’. Se trata de un estado adaptativo de tensión física y emocional que surge como una respuesta de autodefensa.
El estrés se manifiesta cuando la persona se siente amenazada por alguna situación. La preocupación desencadena una respuesta defensiva que repercute en todo el organismo.
El estrés y la salud dental
Sufrir de estrés de manera habitual desencadena muchos cambios en el organismo y la salud dental también resulta afectada. Dientes, encías y otras estructuras orales sufren las consecuencias de este padecimiento.
Los cambios orgánicos que los momentos de tensión generan no son los únicos responsables de los trastornos en la boca. Las modificaciones de las conductas y el descuido de la alimentación y de las rutinas de higiene también llevan al deterioro de la salud oral.
Personas con problemas mentales como estrés crónico, ansiedad y depresión suelen descuidar su rutina de cuidado dental. Además, las dietas poco saludables, el consumo de sustancias adictivas como tabaco y alcohol, y la falta de visitas al dentista son conductas frecuentes en estos pacientes.