Los fármacos opioides podrían, según su diseño; mejorar el abordaje y abrir nuevas oportunidades para el tratamiento de trastornos mentales como la psicosis, la depresión o los trastornos por uso de sustancias, es decir, la patología dual.
Así lo ha defendido Néstor Szerman, psiquiatra consultor del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid; durante el 24º Congreso de Patología Dual, celebrado en Madrid y organizado por la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD); y la Fundación Patología Dual y la World Association on Dual Disorders (WADD); y en el que el tema de los opioides y los trastornos mentales han tenido un lugar protagonista.
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«Hoy en día sigue existiendo un gran desconocimiento entre los psiquiatras sobre el funcionamiento de los fármacos opioides; que podrían ayudar a muchas personas con trastornos mentales»; expresó Szerman,
«Pese a la acumulación de evidencias científicas, persiste el temor a que la modulación del sistema opioide mediante la utilización de fármacos opiáceos genere una adicción«, prosiguió.
Esto es algo que, desde la perspectiva de la patología dual, solo se produciría en el caso de que exista una vulnerabilidad previa por parte del paciente.
Asimismo, ha señalado que no todos los fármacos opioides tienen indicación por parte de las agencias reguladoras para su uso para el abordaje de trastornos mentales, pero existen numerosos ensayos clínicos controlados que demuestran su eficacia.
Pueden controlar el dolor
El sistema opioide es un sistema endógeno del cerebro, compuesto de neuronas ampliamente dispersas que producen las endorfinas de manera natural; que controla el dolor (sensorial y emocional), los comportamientos adictivos y la recompensa; y que está involucrado también en el apego y otras muchas funciones esenciales.
También la relación bidireccional entre el sueño y la salud mental han sido objeto de debate en este foro; en el que se ha explicado que las alteraciones del sueño deterioran la salud mental mientras que en los pacientes con trastornos psiquiátricos; son frecuentes los problemas de sueño, especialmente el insomnio.