En los últimos años han incrementado las advertencias por consumir pan. Aunque este alimento ha hecho parte de la dieta de los seres humanos desde la antigüedad, hoy en día hay muchas razones para evitarlo.
No hay nada como desayunar un café acompañado de pan tostado. Y es que esa combinación de olores a primera hora de la mañana, hace que sea una tremenda tentación no caer rendidos al sabor de ese pan; ya sea acompañado de aceite, jamón o aguacate.
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Hay ocasiones en las que se puede ir de las manos el tiempo del pan bajo la lumbre de la hornilla, tanto si se está preparando el pan en una parrilla o, directamente, en la tostadora donde se le comienza a dar más y más tiempo, para que la rebanada en vez de quedar tostada, quede al borde de las brasas. Pues bien; a partir de ahora habrá que tener mucho cuidado con no tostar el pan demasiado porque esto podría estar perjudicando tu salud.
La razón no es otra que la acrilamida, una sustancia que se genera de manera natural en los alimentos que contienen almidón durante su proceso de cocinado a baja humedad y altas temperaturas como son las frituras, los asados; los procesos industriales a 120 grados y el tostado. Así, lo señala la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), que además; explica que esto sucede por la reacción que se produce entre los azúcares y los aminoácidos que están de manera natural en los ingredientes.
Pan tostado, acrilamida y cáncer
Por otro lado, según la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer, la acrilamida sería un posible factor en la aparición de cáncer; algo que se ha comprobado, de momento, en animales, y que se ha observado que afecta de manera diferente a estos que a los humanos, según los estudios del Instituto Nacional del Cáncer de EEUU (NIH).
También, desde la Agencia apuntan que la exposición a la acrilamida en animales «puede provocar efectos nocivos en el sistema nervioso (incluyendo la parálisis de los cuartos traseros); en el desarrollo pre y postnatal y en la reproducción masculina».
En cuanto a los estudios llevados a cabo con humanos, la AESAN sostiene que las pruebas son «limitadas e inconsistentes» en cuanto a la relación de la acrilamida en la dieta con una mayor probabilidad de desarrollar cáncer en el riñón, el endometrio y los ovarios.
Los expertos de la EFSA hayan señalado en sus conclusiones sobre la acrilamida en alimentos «que son necesarias más investigaciones para confirmar estos resultados de los estudios en humanos»; mientras que las investigaciones en cuanto a la exposición de los trabajadores a la acrilamida en el lugar de trabajo muestran «un riesgo aumentado de padecer irregularidades en el sistema nervioso».