Si vemos la literatura médica, las ojeras se denominan técnicamente «hipercromía idiopática de anillo orbitario», pero no necesitan presentación. Basta con mirarse al espejo por la mañana después de una mala noche, o después de una guardia en el hospital, para conocerlas de primera mano.
Las ojeras no son en sí mismas una enfermedad ni un problema de salud, aunque basta con dar una vuelta por la sección de cosmética de cualquier establecimiento para darse cuenta de que son un problema estético que preocupa a buena parte de la población.
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¿Por qué nos salen ojeras?
Las principales razones por los que aparecen las nada queridas ojeras se pueden resumir en tres.
- Exceso de pigmentación. Se trata generalmente de la clásica ojera marrón, y lo habitual es que aparezca por haber tomado el sol demasiado y sin la adecuada fotoprotección.
- Genética. Sí, las ojeras también se pueden heredar. Son personas que tienen la zona de la piel de los párpados más oscura que el resto durante todo el año, hagan lo que hagan, y se acentúa todavía más cuando se toma el sol. Esa causa genética provoca que tengamos una hiperpigmentación en la zona, una piel más fina de lo normal o un mayor número de vasos sanguíneos bajo los párpados.
- Vasos sanguíneos visibles. Se trata de la típica ojera de color violáceo, y puede marcarse más por la falta de sueño, el cansancio y el estrés, ya que esto provoca una dilatación de los vasos sanguíneos.
¿Por qué solo alrededor de los ojos?
De toda la piel de la cara, las ojeras aparecen únicamente en los párpados, alrededor de los ojos. La explicación a este hecho es que en esa zona de la cara, especialmente en el párpado inferior, la piel es hasta cinco veces más fina que en el resto del rostro. El espesor es mínimo, de medio milímetro de grosor, y por ello cualquier problema en la piel será mucho más visible.
¿Las pomadas para hemorroides ayudan?
Antes de nada es importante aclarar que en el mercado existen varios tipos de pomadas antihemorroidales, y no son todas iguales. Las hay anestésicas, con corticoides, con heparina que mejoran el flujo sanguíneo… y también las hay que contienen efedrina, un compuesto que actúa drenando y haciendo constricción sobre los vasos sanguíneos, de aquí la idea de usar esta pomada para intentar «reducir» las ojeras.
Este es el principio activo que podría hacer menos visibles nuestras ojeras temporalmente, pero si lo aplicamos debemos tener mucha precaución por dos motivos, no puede entrar dentro del ojo y el anestésico que contiene la pomada es fotosensibilizador, por lo que si nos da el sol en las horas siguientes nuestra piel puede irritarse de forma relevante.
La clásica rodaja de pepino sobre cada ojo, ¿Método infalible?
Si hablamos de las ojeras; una de las cosas que primero nos vienen a la cabeza es la imagen de una persona con una rodaja de pepino sobre cada ojo para tratarlas. Es una pena que esto no funciona. El pepino tiene muchas propiedades beneficiosas para nuestro organismo, pero comiéndolo en ensalada o a la plancha, no colocándolo sobre los ojos.
Para que tenga algún efecto positivo sobre las ojeras tendríamos que sacar el pepino directamente de la nevera justo antes de colocarlo sobre la piel; y ese efecto se debería a que está frío y no a que se trate de una rodaja de esta verdura. El frío contraerá los capilares, reducirá el flujo sanguíneo en la zona del párpado y por eso se reducirá la ojera.
¿Aumentan con la edad?
Generalmente, a medida que envejecemos las ojeras son más visibles, sí. Uno de los cambios que tiene lugar en nuestra piel por el envejecimiento es que esta se vuelve más fina, más pálida y transparente. Como consecuencia los capilares sanguíneos que están justo bajo nuestra piel se harán más visibles; y en una zona ya de por sí fina como la de la ojera hará que se marque más.
¿Qué pasa con las bolsas en los ojos?
Las bolsas son otro de los problemas estéticos del rostro que más suele preocupar, pero son algo totalmente diferente a las ojeras.
Pueden producirse por retención de líquidos (algo que es más frecuente por las mañanas, especialmente si hemos dormido boca abajo); o por pérdida de tono muscular en el párpado inferior, lo que provoca el característico rasgo de que la piel cuelga bajo nuestros ojos.