En las playas y balnearios de todo el mundo, un consejo ha sido repetido de generación en generación: «No nades después de comer«. Esta advertencia, tomada con seriedad por muchos; se ha mantenido como una norma cultural en la creencia de que puede llevar al ahogamiento. Pero, ¿qué tan cierto es este consejo?
La teoría detrás de esta recomendación es que nadar después de comer, puede causar calambres y fatiga debido a que parte de la sangre se desvía hacia el sistema digestivo, privando a las extremidades de un flujo adecuado para funcionar correctamente. Esta idea ha sido respaldada por años; pero ¿tiene fundamento científico?
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El médico Michael Boniface, de Mayo Clinic, comenta que su madre también le daba este consejo cuando era niño, pero ahora sabemos que no hay base científica sólida para ello. Aunque puede causar cierta incomodidad nadar con el estómago lleno; no representa un riesgo significativo según la evidencia médica actual.
Sin embargo, no hay registros de muertes por ahogamiento debido a nadar con el estómago lleno. Tampoco existen advertencias oficiales de organizaciones de salud como la Cruz Blanca sobre este tema.
Nadar después de comer no es peligroso
En contraste, otros riesgos al nadar, como el consumo de alcohol y drogas, presentan peligros reales. Estas sustancias pueden afectar el juicio y la capacidad física, aumentando el riesgo de espasmos si el agua entra en la tráquea.
Así que mientras la idea de esperar 30 a 60 minutos después de comer antes de nadar ha sido un consejo popular, no hay evidencia sólida que respalde la idea de que nadar inmediatamente después de comer conlleve un riesgo significativo de ahogamiento.
Los verdaderos peligros al nadar residen en el consumo de alcohol y drogas, factores que sí pueden tener consecuencias graves en la seguridad acuática.