El lipedema es una enfermedad progresiva del tejido graso; que afecta casi exclusivamente a mujeres, y se caracteriza por la acumulación de grasa patológica, predominantemente en brazos y piernas. Genera problemas físicos y, a veces, psicológicos. Esta patología se caracteriza, por una acumulación e inflamación atípica del tejido adiposo.
La jefa de Endocrinología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, la doctora Andrea Azcárate, asegura «que el tratamiento más efectivo contra el lipedema, es realizar un cambio de hábitos, manteniendo una disciplina tanto en la alimentación, como en el ejercicio físico regular. La combinación del ejercicio con técnicas de masaje como la presoterapia, y el uso de ropa de compresión pueden ayudar a aliviar los síntomas considerablemente».
Tal recuerdan los expertos de Sanitas, hasta 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS), no incluía el lipedema entre su lista de enfermedades reconocidas. Hasta entonces, las personas que sufrían esta dolencia recibían en muchas ocasiones un diagnóstico incorrecto; al confundirse esta patología con obesidad, retención de líquidos o, simplemente, cambios hormonales por cuestiones genéticas o de edad.
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Sin embargo, su causa es todavía desconocida, aunque algunos estudios la relacionan con trastornos hormonales o cambio en la permeabilidad intestinal. Además, es una patología crónica que se puede tratar, pero no tiene cura.
¿Cómo identificarlo?
Existen diferentes grados en el desarrollo de esta enfermedad. El grado I es el más leve y, aunque puede pasar desapercibido, la piel se muestra blanda y con pequeños nódulos de grasa. En el grado II, los nódulos son más evidentes y la piel es más dura e irregular; mientras en el grado III, los nódulos son de un mayor tamaño y la acumulación de grasa es notable, especialmente en tobillos o caderas.
Independientemente, quienes padecen esta enfermedad, experimentan múltiples síntomas, entre los que se encuentran dolor en las extremidades que empeora con el calor o sin el tratamiento adecuado, hinchazón, entumecimiento o aumento del volumen de la zona afectada. Así como la aparición de arañas vasculares o hipersensibilidad en los miembros superiores o inferiores.
A pesar de que no existe, una solución definitiva a esta enfermedad; sí se puede tratar para mejorar sus síntomas, su aspecto y, mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Alimentación adecuada para combatir el Lipedema
Con respecto a la alimentación, la pauta general es evitar alimentos que favorecen la retención de líquidos, como la sal, además del alcohol, las harinas refinadas, las grasas saturadas o los azúcares simples. También se recomienda contemplar la posibilidad de disminuir el consumo de hidratos de carbono y de gluten, pero siempre bajo supervisión de un nutricionista especializado.
«Se debe optar por alimentos que contribuyan a administrar al organismo, suficientes dosis de agua y fibra, como los vegetales, los carbohidratos complejos, priorizando cereales de grano entero, las grasas saludables y las frutas. Así como garantizar una adecuada ingesta de proteína que ayude a mantener la masa muscular y el metabolismo activo», explica la nutricionista de Sanitas, Cristina Morillo.
Además, existen opciones quirúrgicas para los casos más extremos, que están basadas en una liposucción tipo WAL (Water-Jet Assisted Liposuction); es una técnica con la que se introduce una pequeña cánula, a través de incisiones milimétricas; y a la vez que instila suero salino pulverizado que desprende los adipocitos, realiza una aspiración progresiva de estas células adiposas enfermas bajo control manual.
No obstante, las pacientes con lipedema deben de ser conscientes de que estas pautas mejoran los síntomas, pero no los eliminan. Los cambios, a pesar de los esfuerzos, son mínimos, sobre todo a nivel estético, generando en muchas ocasiones frustración.
«Esta enfermedad tiene un gran componente psicológico. Hay que trabajar en la mejora de la autoestima, la autopercepción y la aceptación de una situación que se escapa de nuestro control; algo que para ciertas personas es complicado de asumir. Es necesario trabajar con las herramientas psicológicas y emocionales adecuadas, para aprender a convivir con la enfermedad», asegura la Psicóloga de BluaU Sanitas, Margarita Carrasco.
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