Una nueva investigación examina el tema desde el punto de vista de las mujeres que buscan proteger el sentido de la masculinidad de sus parejas; quizá a costa de ellas mismas.
Las mujeres que mantienen relaciones sexuales con hombres pueden cambiar su propio comportamiento sexual. Esto sucede en un esfuerzo por proteger la percepción de virilidad de sus parejas; según un nuevo estudio publicado en la revista ‘Social Psychological and Personality Science’.
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Cuanto más perciben las mujeres el sentido de masculinidad de su pareja como frágil, más dicen fingir los orgasmos y menor es su satisfacción sexual.
«Las mujeres dan prioridad a lo que creen que necesitan sus parejas por encima de sus propias necesidades y satisfacción sexual»; explica la autora principal, Jessica Jordan, de la Universidad del Sur de Florida, en Estados Unidos.
Para el estudio, en el que se recogieron datos de 283 mujeres, los investigadores descubrieron que cuanto más percibían las mujeres la masculinidad de su pareja como precaria, más ansiedad y peor comunicación experimentaban, lo que a su vez predecía una menor tasa de orgasmos y satisfacción sexual.
Otro estudio, en el que participaron 196 mujeres, descubrió que las participantes a las que se les pidió que imaginaran a una pareja masculina cuya virilidad era frágil; también eran menos propensas a proporcionar una comunicación sexual honesta.
«Si una mujer está preocupada por amenazar inadvertidamente la virilidad de su pareja, eso podría llevar a una ruptura de la comunicación»; explica Jordan.
En un tercer estudio, los investigadores reclutaron en Facebook a 157 mujeres que mantenían relaciones sexuales con hombres; con el fin de que completaran una encuesta anónima sobre su vida sexual.
Los resultados mostraron que las mujeres que ganaban más dinero que sus parejas tenían el doble de probabilidades de fingir orgasmos que las que no lo hacían.
Jordan desaconseja interpretar que la disminución de la satisfacción sexual y de la comunicación honesta es culpa del hombre o de la mujer en cuestión.
Precisa que si a las mujeres se les ha hecho creer que es su trabajo proteger el sentido de masculinidad de su pareja reteniendo la retroalimentación sexual; tiene sentido que lo hagan.
Del mismo modo, si los hombres no son conscientes de que su comportamiento (o el de los hombres en general); da a su pareja la percepción de que la retroalimentación sexual no es bienvenida, no tienen la oportunidad de decirle lo contrario.
La investigación futura, dice Jordan, debería explorar este fenómeno dentro de las parejas, incluyendo a los hombres en parejas del mismo sexo.
Aunque la investigación actual se centró en cómo las mujeres perciben y responden a la inseguridad masculina. Jordan señala que es importante recordar que la comunicación honesta y la comprensión de las necesidades sexuales de sus parejas también beneficia a los hombres.
«Cuando la sociedad crea un estándar de masculinidad imposible de mantener nadie gana», advierte.