Hace 66 millones de años, un asteroide de una decena de kilómetros de diámetro chocó contra la Tierra; provocando la extinción de los dinosaurios y de muchas otras formas de vida.
Los resultados de un nuevo estudio sugieren que el impacto no solo generó un tsunami gigantesco (del cual ya hablamos en este artículo), sino también un terremoto terrestre global; tan masivo que sacudió el planeta durante semanas o incluso meses después de la colisión. Se estima que la cantidad de energía liberada en este «megaterremoto» fue unas 50.000 veces mayor que la energía liberada en el terremoto de magnitud 9,1 de Sumatra en 2004.
El estudio lo ha realizado el equipo de Hermann Bermúdez, de la Universidad Estatal de Montclair en Nueva Jersey, Estados Unidos.
Historia que sufrió la corteza de la Tierrra durante el terremoto
Bermúdez y sus colegas han estudiado las huellas de la deformación que sufrió la corteza de la Tierra como consecuencia del megaterremoto. Entre los principales lugares examinados destacan terrenos de México, Colombia y Estados Unidos.
Otra vía analítica aprovechada por el equipo de Bermúdez para la investigación del colosal terremoto es la de los depósitos de esférulas. Se trata de capas de sedimento llenas de pequeñas cuentas de vidrio (por regla general no más grandes de 1 milímetro).
Estas cuentas de vidrio se formaron cuando el calor y la presión del impacto fundieron y dispersaron la corteza terrestre; asimismo expulsando a la atmósfera pequeñas gotas derretidas, que luego volvieron a caer a la superficie como vidrio, bajo la influencia de la gravedad.
El estudio se titula “The Chicxulub Mega-Earthquake; Evidence from Colombia, Mexico, and the United States” y ha sido presentado a un congreso de la GSA (Geological Society of America, o Sociedad Geológica de Estados Unidos.)