Las bebidas gaseosas, reconocidas por su alto contenido de azúcares, podrían tener impactos significativos en la salud, según revela la ciencia. Los ácidos y la cafeína presentes en estos refrescos dificultan la absorción de hierro y calcio; cruciales para combatir enfermedades como la anemia y la osteoporosis.
A pesar de la creciente oferta de versiones «saludables» con etiquetas como light, de dieta o cero azúcar, surge la pregunta: ¿son realmente beneficiosas? Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España estos productos contienen extractos de frutas, edulcorantes, y dióxido de carbono, entre otros elementos.
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Sin embargo, la ciencia cuestiona la afirmación de que haya un menor daño al organismo debido a la ausencia de azúcares añadidos.
Según el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia, el consumo excesivo de estas bebidas podría aumentar el riesgo de accidentes cardiovasculares.
Riesgos de gaseosas sin azúcar
Incluso las versiones sin azúcar no son inmunes a críticas; una investigación publicada en JAMAL Internal Medicine revela que tanto los consumidores de bebidas azucaradas como aquellos que optan por las versiones sin azúcar tienen un riesgo similar de mortalidad, aunque los primeros presentan un 26% más de probabilidad de muerte prematura.
Aunque aún se requiere más tiempo para llegar a conclusiones definitivas sobre los efectos a largo plazo, la evidencia sugiere que algunos edulcorantes, como el aspartame, sacarina, acesulfame o sucralosa, podrían tener consecuencias negativas, incluso vinculadas al desarrollo de diabetes tipo 2.
En medio de la confusión, los consumidores enfrentan el desafío de equilibrar el disfrute de estas bebidas gaseosas con la preocupación por su salud, subrayando la necesidad de una mayor investigación y conciencia pública sobre los riesgos asociados con las opciones aparentemente «saludables«.