Durante un estudio de 2021, Halsey y su equipo sometieron a una serie de voluntarios a cuatro escenarios diferentes, durante una hora con calor. En el primero, la temperatura era de 40ºC, con una humedad del 25%. Después, se mantuvo la temperatura, pero la humedad se elevó hasta el 50%. Finalmente, la temperatura se elevó hasta 50ºC, de nuevo con humedad del 25% o del 50%.
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Así, se vio que incluso en las condiciones más suaves, con 40ºC y un 25% de humedad, la tasa metabólica en reposo de los participantes se elevó un 35%. Después, a 50ºC con un 50% de humedad se incrementó otro 13%. Ese incremento tan súbito de energía puede verse como una fábrica a pleno rendimiento.
Las temperaturas corporales de los participantes empezaron a elevarse también, demostrando que los mecanismos habituales, como la sudoración, ya no daban abasto para mantener la temperatura constante. 50ºC es demasiado calor, pero incluso a 40ºC ya empieza a haber problemas.
Nuestro cuerpo no esta adaptado a los aumentos de calor
Nuestra especie no está adaptada a estos aumentos de calor, por lo que en este punto podrían darse problemas de salud graves. La sudoración seguiría produciéndose, intentando solucionar el aumento de temperatura, por lo que el primero de esos problemas es la deshidratación.
También aumentaría el flujo sanguíneo periférico, para intentar disipar la tempetarura a través de la piel. Eso puede provocar problemas como arritmias, síncopes o calambres. Después vendría el golpe de calor y, si la situación es muy grave, incluso la muerte.
Se debe tener muy claro que las temperaturas que empezaremos a ver como habituales en verano son demasiado y pueden causar graves problemas. Esto debe tenerse en cuenta sobre todo para las personas que trabajan al aire libre.
Los golpes de calor se harán cada vez más habituales y, si no se avisa adecuadamente a la población, quizás haya que lamentar muchas muertes.