Pese a que existen más de 300 tipos de cefaleas o dolores de cabeza; los dos tipos primarios más comunes, aquellas que no están asociadas a lesión estructural o enfermedades determinantes; son la cefalea tensional y la migraña.
Ambos padecimientos se presentan más en mujeres y son más frecuentes en personas con un mayor nivel de educación, afectando principalmente a aquellas entre los 30 y 40 años. Aunado a esto; tienen en común el estrés y la tensión como los principales detonantes de sus malestares, como rechazo a la luz y a los ruidos.
Migrañas y cefaleas tensionales
Al igual que la migraña; la cefalea tensional tiene una relación directa con el estrés debido a que los músculos de la cara, cuello y hombros se contraen o tensionan; generando una sensación de opresión alrededor de la cabeza; que a veces recorre el cuello.
A diferencia de la migraña, no afecta el sueño, no se presentan náuseas y no se agrava con la actividad o esfuerzo físico; en cambio, se experimenta sensibilidad a la luz y al ruido. Asimismo; su intensidad va de leve a moderada, suele ser de corta duración y se presenta menos de 15 días al mes.
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Por otro lado, la migraña se caracteriza por un dolor que pulsa en la mitad de la cabeza; suele ir acompañado de nauseas, sensibilidad a la luz y al ruido; además, se agrava con la actividad física.
Aunque ambos padecimientos son controlables, requieren de un abordaje multidisciplinario que implica tratamiento médico, psicológico y cambios en el estilo de vida, entre otros aspectos.
Para ambos casos, los analgésicos simples y los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) son una alternativa eficaz para aliviar las crisis leves a moderadas que no son crónicas.
Detonantes comunes
- Estímulos frecuentes e intensos de luz y ruido. La vida actual ha orillado a las personas a pasar más tiempo frente a las pantallas, no solo de la computadora; sino del celular y televisión, pero el cansancio visual y la luz que emiten los dispositivos electrónicos pueden desencadenar los síntomas antes mencionados. Por lo que se recomienda, en medida de lo posible, disminuir la exposición a pantallas y sonidos fuertes.
- Trastornos del sueño. Dormir en exceso o tener muy pocas horas de sueño pueden tener relación; principalmente, con ataques de migraña. Por ello; es importante tener un sueño reparador de entre 6 y 8 horas.
- Dieta alta en grasas saturadas y condimentadas. Los alimentos altos en grasas saturadas como quesos, embutidos y enlatados; así como cítricos, cafeína y chocolate, son factores que propician los malestares. Por eso es importante disminuir o eliminar su consumo y sustituirlos por alimentos ricos en fibra.
- Alcohol y tabaco. En ambos casos, se debe disminuir o eliminar para notar una mejoría.