La infección por la bacteria Chlamydia trachomatis está creciendo en todo el mundo, al igual que otras infecciones de transmisión sexual (ITS). Se estima que la infección por clamidia está presente en entre el 8 y el 10% de los jóvenes. Afecta a población joven y su máxima incidencia es en menores de 25 años.
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Esto se debe en primer lugar a un aumento de las relaciones sexuales no protegidas. Pero también, especialmente en nuestro contexto, ha contribuido el uso generalizado de tecnologías diagnósticas más sensibles y la propia mejora de los sistemas de información.
En ocasiones se alude a esta infección como una epidemia silenciosa, ya que en muchos casos no da síntomas. Tiene un buen pronóstico cuando se maneja de forma adecuada, pero puede desembocar en consecuencias graves si no se trata a tiempo.
La clamidia se transmite por relaciones sexuales a través de los fluidos; y el contagio es “por contacto directo” y se puede producir por penetración vaginal, anal y por sexo oral.
En lo que se refiere a la prevención, los expertos consideran que, al igual que en las demás ITS, el método más adecuado es el preservativo. Utilizado desde el principio de la relación es seguro.
Infección de transmisión sexual
Además de la recomendación de disminuir las exposiciones de riesgo, los expertos hacen hincapié en el diagnóstico y tratamiento precoces. Se pueden establecer cribados anuales en personas con relaciones no protegidas. También es de gran utilidad promover el screening o cribado oportunista de la clamidia en personas jóvenes entre 16 y 25 años que van a los servicios sanitarios y, muy especialmente, cuando existen determinantes de transmisión añadidos, como en el cambio de pareja o cuando se tienen múltiples parejas sexuales.
Las posibles complicaciones de esta infección son diversas. Puede tener efectos adversos importantes, como la esterilidad, especialmente en la mujer, debido a que las cicatrices inflamatorias que puedan haber ocurrido en el caso de una salpingitis (inflamación de las trompas de Falopio) podrían evitar el paso de los óvulos o facilitar embarazos ectópicos.
El tratamiento actual de la clamidia se basa en el uso de antibióticos, siendo una terapia muy efectiva y prácticamente sin efectos adversos. Es sumamente importante además tratar también a la pareja.
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