En 2015 la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó un comunicado en el que se advertía sobre la relación existente entre el consumo de carne roja y carne procesada y el cáncer colorrectal.
La OMS aseguraba que existía evidencia suficiente para afirmar que consumir carne procesada provoca cáncer colorrectal y evidencia limitada de que la carne roja provocará el mismo efecto. En el estudio se vio que cada porción de 50 gramos de carne procesada consumida a diario incrementa en un 18 % el riesgo de padecer este tipo de cáncer.
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¿Qué se considera carne roja? Según la OMS es la carne muscular de los mamíferos: vaca, ternera, cerdo, cordero, caballo y cabra. La carne procesada es aquella que se ha sometido a un proceso de transformación como la salazón, el curado, el ahumado o la fermentación. Las carnes procesadas suelen contener carne de cerdo o de vaca, pero también otras carnes rojas, aves de corral, despojos o subproductos de la carne como la sangre.
Ejemplos de carnes procesadas serían las salchichas Frankfurt, el jamón, la carne en conserva, enlatada, la cecina y las salsas hechas con carne.
“La asociación entre carne y patologías es muy diferente dependiendo del producto de que estemos hablando, no es igual de perjudicial una pechuga de pavo que una salchicha. En cualquier caso, los productos cárnicos se vinculan a nivel epidemiológico con una mayor IMC (índice de masa corporal); mayores tasas de cáncer y enfermedades cardiovasculares, como diabetes tipo 2 e hipercolesterolemias”, afirma Aitor Sánchez; dietista-nutricionista y tecnólogo de los alimentos en su libro Tu dieta puede salvar el planeta (Paidós).
La carne es la única causa
¿Significa esto que por sí sola es la responsable de estas enfermedades? “No podemos hacer una afirmación tan categórica; ni tampoco afirmar que la carne es la única causa; ya que estaríamos siendo poco rigurosos, pero sí que podríamos decir que su consumo en exceso nos acerca a ellas”, escribe Sánchez.
Todo indica que, atendiendo a los argumentos científicos, los tiros van más por reducir el consumo y eliminarlo por completo. La recomendación de la Agencia Española de Consumo; Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) es tomar carne de manera moderada, lo que para la organización es unas 2 ó 3 veces a la semana; pues su consumo continuado y/o excesivo puede relacionarse con problemas de salud.
Vitaminas del complejo B
Eso sí, a continuación, afirma que “la carne es una fuente importante de proteínas de alto valor biológico, aportando además una gran cantidad de micronutrientes en los que se incluyen las vitaminas del complejo B; hierro, potasio, fósforo y zinc. La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura); por su parte, reduce el consumo personal a 300 gramos a la semana.
La AECOSAN hace hincapié en los beneficios demostrados científicamente que la dieta mediterránea tiene para nuestra salud. Una dieta que es rica en frutas, verduras y legumbres, que usa el aceite de oliva para cocinar y aderezar; que incluye el pescado y la pulpa, esta última haciendo un consumo moderado.