El 10% de las mujeres sufre endometriosis (dos millones de afectadas solo en España). “Es como si estuviésemos haciendo un rompecabezas, vamos acumulando piezas, pero no sabemos qué imagen buscamos, no tenemos un modelo que le dé sentido a todo”, explica Francisco Carmona, jefe del servicio de Ginecología del Hospital Clínic de Barcelona.
De esta forma, el ginecólogo creen que en los próximos años la comprensión de las causas genéticas de la enfermedad o la integración de datos que hará posible la inteligencia artificial pueden ofrecer nuevas alternativas a las pacientes y una teoría que ayude a entender lo que se quiere curar.
Sin embargo, añade Lorenzo, no solo será necesario un cambio de percepción y actitud. “No tenemos pruebas que nos permitan detectar la enfermedad en fases iniciales. Cuando hacemos una ecografía y, pese a que han mejorado mucho, puede que no se vea nada en una mujer que siente dolor.
Cambios en el tratamiento de endometriosis
Explica Lorenzo, que también cree que el cambio de paradigma de los últimos años va a cambiar el tratamiento de la endometriosis. “Antes se veía como una enfermedad solo ginecológica, que primero es local o pélvica, pero ahora se ve que tiene un componente de inflamación sistémico”.
En este sentido, autores de la revista científica Nature Genetics, proponen que la predisposición genética puede hacer que la endometriosis dé inicio a mecanismos de inflamación que provoquen una sensibilización excesiva del sistema nervioso central. Esto haría que se empiecen a percibir con mayor intensidad dolores en distintas partes del cuerpo que no tienen nada que ver con la endometriosis inicial.
Por otra parte, el investigador del Clinic, afirma: “Hay combinaciones de genes que incrementan el riesgo de endometriosis. Podemos plantearnos probar terapias génicas, adoptar estrategias preventivas o terapéuticas; si detectamos interacciones entre factores genéticos e infecciones que desencadenan la enfermedad”.
Sabemos que las mujeres que nacen prematuras tienen más riesgo de endometriosis que las de peso normal, que las mujeres recibieron pecho tienen menos riesgo; hay una mayor endometriosis anatómica en mujeres que sufrieron abusos, físicos o psicológicos”, concluye.