El principal signo de que una toalla está sucia es su mal olor. Esto es debido a la humedad y presencia de microorganismos. Esa acumulación de gérmenes puede ocasionar problemas de salud; es por ello que la mejor manera de prevenir es lavarla y cambiarla con frecuencia.
«Hongos, ácaros y bacterias pueden sobrecrecer en toallas que no son lavadas con la frecuencia que deberían; o que no se dejan secar o airear adecuadamente»; confirma Román Barabash Neila, dermatólogo en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y académico de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
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Los científicos señalan que las toallas son muy propensas de contraer toda clase de bacterias y hongos. Acumulan células de piel muertas, secreciones salivales, anales y urinarias; así como ácaros y otros agentes patógenos. Por lo cual, existe el riesgo de que a través de las toallas se pueden contraer infecciones que se transmiten por fómites; es decir, cuyo agente infeccioso es capaz de sobrevivir durante un tiempo determinado en la superficie de un objeto como lo son las toallas de baño.
¿Cada cuánto hay lavar las toallas?
Este es un tema que parece realmente sencillo; sin embargo, se debe debatir, pues no lavar una toalla con frecuencia puede contraer algunas complicaciones relacionadas con infecciones dermatológicas.
De acuerdo con especialistas, no existe un plazo exacto que indique los días en que una toalla debe de ser lavada. Sin embargo; las recomendaciones de Barabash dice que lavar una toalla cada tres o cuatro días puede ser adecuado.
Además, según CNN, después de utilizar una toalla es muy importante dejarla secar; esto ayudará a no generar bacterias. Por lo cual, las toallas se pueden secar al sol; debido a que son pesados y tardan más en secarse, el secado en interiores no es la mejor opción