La agencia de salud pública de la Unión Africana (UA) ha informado este jueves que, desde principios de 2024, se han registrado 42 mil 438 casos de mpox (anteriormente conocida como viruela del mono), de los cuales 8 mil 113 han sido confirmados, y se han producido 1 mil 100 muertes en dieciocho Estados miembros.
La mpox sigue fuera de control en el continente, con un aumento alarmante en el número de casos y muertes, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de África (CDC de África).
El director de los CDC de África, Jean Kaseya, expresó su preocupación durante una rueda de prensa telemática semanal. “No tenemos buenas noticias (…). La mpox no está bajo control”, afirmó. Kaseya también subrayó que no se están logrando grandes avances en la lucha contra la enfermedad; lamentando que ya se hayan alcanzado las primeras mil muertes por esta epidemia en 2024.
Kaseya hizo un llamado urgente para que se tomen medidas concretas sobre el terreno, enfatizando que la enfermedad afecta actualmente a dieciocho países, lo que considera una cifra “demasiado alta”. Además, instó a los socios internacionales de la UA a cumplir con sus compromisos de liberar los fondos prometidos para combatir la epidemia.
África declaró la mpox como una “emergencia de salud pública”
La República Democrática del Congo (RDC) sigue siendo el país más afectado, y el epicentro del brote. En respuesta, se lanzó una campaña de vacunación el pasado 5 de enero en tres provincias del país, donde ya han sido vacunadas 20 mil 897 personas; incluidas 8 mil 435 mujeres.
El 13 de agosto de 2023, los CDC de África declararon la mpox como una “emergencia de salud pública de seguridad continental”. Un día después, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una alerta sanitaria internacional; debido a la rápida expansión y alta mortalidad de una nueva variante, el clado Ib, en África.
Según la OMS, la mpox es una enfermedad infecciosa que puede causar síntomas como erupciones dolorosas en la piel, inflamación de los ganglios linfáticos, fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular, dolor de espalda y fatiga.
Aunque la enfermedad ha sido históricamente limitada a ciertas regiones, su rápida expansión en África y más allá, sumada a la alta mortalidad de la nueva variante, ha llevado a las autoridades a incrementar sus esfuerzos para controlar el brote.