Un equipo internacional liderado por científicos españoles ha descrito el mecanismo que permite al parásito Leishmania no ser detectado por el sistema inmune, una estrategia que consigue gracias a la proteína SHP-1, lo que la convierte en una potencial diana terapéutica para el desarrollo de vacunas contra la enfermedad.
La leishmaniosis -una enfermedad para la que no hay vacuna para los humanos- produce entre 20.000 y 30.000 muertes al año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El estudio, liderado por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid y publicado en Cell Reports, desvela cómo el parásito que causa esta enfermedad es capaz de activar una proteína (SHP-1) para engañar al sistema inmunitario.
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Esta enzima se activa cuando Leishmania secreta una molécula que es capaz de interaccionar con un receptor llamado Mincle en células dendríticas encargadas de presentar antígenos y ayudar a que los linfocitos T desencadenen una respuesta inmunitaria.
Además de ayudar a controlar procesos fisiológicos de la célula, como el crecimiento o la proliferación, SHP-1 también es capaz de limitar la capacidad de las células dendríticas para la presentación cruzada de antígenos y evitar así, trastornos autoinmunitarios, es decir que nuestros linfocitos ataquen un tejido corporal sano.
Por lo tanto, el parásito enmascararía su presencia activando este punto de control de la respuesta inmunitaria, puntualiza la UCM en una nota.
La investigación, en la que también ha participado el Centro Nacional de Investigaciones Cardiológicas (CNIC) y el Champalimaud Centre for the Unknown de Lisboa, se ha hecho con ratones modificados genéticamente.
En el estudio, los investigadores también han demostrado que algunos compuestos químicos, como NSC-87877, pueden bloquear la activación de la proteína SHP-1 y provocar una respuesta inmune en ratones vacunados con este compuesto.
Por tanto, "SHP-1 es una potencial diana que limitaría la efectividad de una vacuna basada en virus o parásitos inactivados, que pretenda inducir una respuesta celular, mediada por linfocitos citotóxicos", destaca Salvador Iborra, inmunólogo de la UCM y autor del estudio.
Aunque para perros -reservorios de la enfermedad- sí se administran vacunas contra la leishmaniosis canina, aún no existen vacunas contra la enfermedad humana, por lo que "cualquier avance en nuestro conocimiento sobre la inmunidad frente a l parásito puede ser útil para el desarrollo de una vacuna eficaz", concluye Iborra. EFE