Una mascarilla reutilizable con finos hilos de cobre incrustados, es la propuesta de un negocio familiar chileno ante el creciente brote de coronavirus, el cual ha multiplicado por 25 su producción en tres semanas tras recibir decenas de millones de pedidos de todo el mundo.
La incorporación de cobre puro dentro del tejido de la máscara, funcionaría como una barrera para impedir la transmisión de bacterias, hongos y virus.
Tras adquirir una «patente de invención» en 2018, los dueños de la chilena Couretex aseguran que son la única compañía que fabrica este tipo de producto en todo el mundo.
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Su tela «antibacteriana» y «antimicrobiana» -acreditada por la empresa británica de certificaciones Intertek y la brasilera Senai-, también ha sido utilizada ante virus tipo H1N1.
De Valparaíso al mundo
El pequeño negocio de la familia Silva, radicado en la costera ciudad de Valparaíso y dirigido por Mauricio, el hijo del fundador, trabaja contra reloj para intentar cumplir con la lluvia de pedidos que desde hace tres semanas le colapsan el teléfono y la página web.
La pandemia de coronavirus ha revolucionado por completo a Couretex, que hasta ahora producía apenas 20.000 máscaras de este tipo al mes y ahora va camino del medio millón -25 veces más-, con la vista puesta en alcanzar un millón de unidades mensuales el próximo abril.
Así, lo que a simple vista parece una rectángulo de algodón blanco con rayas anaranjadas y dos agujeros para ser sujetada detrás de las orejas, se convirtió en el género más importante del negocio.