China endureció este domingo las medidas y restricciones para detener la epidemia de neumonía viral que ha causado ya 80 muertos y más de 2.700 contagios, en tanto Estados Unidos y Francia se preparan a evacuar a sus ciudadanos de la ciudad de Wuhan, foco de la enfermedad.
El número de muertos aumentó a 80, tras el fallecimiento de 24 personas en la provincia de Hubei (centro), y hay 2.744 casos confirmados en todo el país, anunciaron este lunes las autoridades.
Wuhan, una ciudad de 11 millones de habitantes, está de hecho en cuarentena desde el jueves, junto a una gran parte de la provincia de Hubei, de la que es capital.
Esta inédita medida, que afecta a decenas de millones de personas, tiene como objetivo frenar la expansión de la epidemia, que el presidente chino Xi Jinping calificó de "grave" amenaza.
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Funcionarios sanitarios chinos indicaron que este nuevo coronavirus "no es tan potente" como el virus del SRAS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo), origen de una mortal epidemia en 2002-2003, pero más contagioso.
La tasa de mortalidad de este coronavirus "es menor al 5%", coincidió el profesor francés Yazdan Yazdanpanah, experto de la Organización Mundial de la Salud (OMS), frente al 9,5% del SRAS, que dejó 774 muertos en todo el mundo.
Gui Xi'en, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Wuhan, opinó que el número de infecciones podría alcanzar un "pico" alrededor del 8 de febrero, antes de disminuir.
Las vacaciones por el Año Nuevo chino, que debían terminar el 30 de enero, se han prolongado, sin una fecha precisa, para "limitar el movimiento de la población", informaron los medios de comunicación públicos.
El director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, anunció que iría a China para examinar con las autoridades cómo contener la epidemia.
Mascarilla obligatoria
Fuera del epicentro del brote, cuatro ciudades entre ellas Pekín y Shanghái anunciaron la suspensión de la circulación de los autobuses de larga distancia, una medida que afecta a millones de personas que se desplazan con motivo de las vacaciones del Año Nuevo chino.
Además, la provincia de Guangdong, la más poblada de China, impuso a sus 110 millones de habitantes la obligación de portar mascarilla. Esta imposición aplicada también en la provincia de Jiangxi y otras grandes ciudades ya está vigente en Wuhan.
Casi todas las víctimas mortales fueron registradas en Wuhan o en la provincia de Hubei, pero el domingo el virus se cobró su primera vida en Shanghái, gran metrópolis financiera del este del país.
En Hong Kong, un grupo de manifestantes lanzó cócteles Molotov contra un edificio de viviendas vacío, de reciente construcción, donde iban a ser destinados y colocados en cuarentena los pacientes diagnosticados con el coronavirus.
Cinco casos confirmados en EEUU
El patógeno se ha extendido a países tan lejanos como Francia, Estados Unidos o Australia.
En Estados Unidos, las autoridades sanitarias informaron este domingo de cinco casos confirmados del coronavirus. Pocas horas antes, Canadá dio cuenta de un primer caso sospechoso.
El Departamento de Estado norteamericano indicó que contratará vuelos de Wuhan a San Francisco para su personal consular y otros ciudadanos estadounidenses de la ciudad.
Entretanto en Europa los tres primeros casos fueron detectados el viernes en Francia, que repatriará "por vía aérea directa" a sus nacionales en la región de Wuhan.
Otros contagios confirmados o sospechosos se han detectado en Australia, Japón, Singapur, Malasia, Corea del Sur, Taiwán, Tailandia, Vietnam y Nepal. Japón y Corea del Sur toman también medidas para repatriar a sus ciudadanos en la zona de riesgo.
Miedo en Wuhan
China entró el sábado en el Año de la Rata, pero las conmemoraciones del Año Nuevo fueron mínimas y poco festivas. En las calles de Wuhan reina un aire fantasmagórico en muchos de sus barrios.
Los habitantes de la ciudad describen además en los hospitales un caos digno de una "película de horror", con un personal desbordado, pacientes abandonados y una espera angustiante e interminable.
Solo los voluntarios inscritos trasladan en sus propios vehículos y de manera gratuita a los enfermos a los hospitales, y de estos a casa.
En Wuhan, los altavoces rompen el silencio para transmitir una serie de mensajes de las autoridades: "No se crean los rumores. No difundan rumores. Si no se sienten bien, vayan al hospital".