Ellos también lo pueden hacer y así lo confirma ''Ficción vs realidad en el sexo'', el primer estudio sexual de Bijoux Indiscrets en España.
Según esta investigación, al menos, el 21,2% de los hombres reconoce haber fingido un orgasmo en su vida. Quizá, si muchos se descubrieran, igualarían al 51,1% de mujeres que afirman haber fingido alguna vez.
"The Journal of Sexual Medicine" publicó un estudio realizado por expertos de la Universidad Brigham Young en el que 1.683 parejas heterosexuales recién casadas comentaban la percepción que tenían del clímax de sus parejas. En el se ponía de relieve que el 43% de las parejas no son capaces de precisar cuándo llega el orgasmo real.
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Así que este comportamiento, que tradicionalmente parecía estar reservado a las mujeres, resulta que no es tan exclusivamente femenino como nos habían contado. Quizá lo peor de todo es que, cuando se finge un orgasmo, se piensa que está engañando a su pareja de cama, sin ser consciente de que el engaño se produce hacia uno mismo.
Los hombres fingen su orgasmo en un 25% de las ocasiones, sobre todo durante la penetración vaginal, según desvelaron dos estudios, uno de 2010 de la Universidad de Kansas y otro de 2016 de la de Quebec.
Pero, ¿cómo lo consiguen?
Necesitan tener una erección, una reacción del cuerpo que solo puede responder a una excitación real o a haber tomado alguna medicación, droga o inyección de determinadas sustancias para conseguirlo. En segundo lugar, es simular la eyaculación que suele acompañar al orgasmo. Tras utilizar una estrategia sonora similar a la femenina pero en tonos más graves, muchos argumentan que todo ocurrió en el condón, el cual se quita rápido, se tira a la basura.
Los hombres fingen por razones bastante similares a las de las mujeres, aunque con matices. La razón más habitual sería para no herir los sentimientos de la pareja y evitar que pueda sentirse no deseada.
También se realiza para marcar el fin de un encuentro sexual, como estrategia para aumentar la propia excitación o evitar la inseguridad o el miedo a no alcanzar el orgasmo si suele tener dificultades. Esta escala de falsificación del orgasmo femenino suele ser compartida por los hombres que fingen, al igual que se comparten mitos sexuales.