El herpes labial es una enfermedad frecuente que puede afectar tanto a adultos como a niños. Sus síntomas son fáciles de identificar. Aquí te contamos cómo se diagnostica y cómo se trata.
El herpes labial se llama también, en algunos países, ‘herpes febril’, o simplemente ‘fiebre’. Su padecimiento tiene un alto componente estético, ya que, en su período de mayor manifestación clínica, produce ampollas en la región bucal externa.
Cuando aumentan las temperaturas es común que el #herpes labial aparezca con mayor frecuencia al exponernos al sol.
Desde @Caredent explican sus etapas, síntomas, causas y tratamiento. https://t.co/BaFjLnV1sz pic.twitter.com/2aOzyfd1nV— Masquemedicos (@masquemedicos) May 20, 2019
La enfermedad es causada por un virus y el contagio es más simple de lo que sucede con otras patologías.
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Según la Organización Mundial de la Salud, cerca del 67 % de la población adulta mundial obtendría un resultado positivo si se le realizara la prueba para detectar el virus del herpes labial en sangre. Esto puede suceder aunque la persona no haya tenido síntomas nunca.
Cuáles son los síntomas del herpes labial
Las distintas etapas con las que se manifiesta la enfermedad en la región bucal son las que determinan los síntomas. Cada momento de la evolución se hace presente con diferentes signos visibles.
Aquí te describimos la evolución natural en la mayoría de los casos:
Ardor peribucal: hasta un día antes de la aparición de las ampollas, la persona puede sentir quemazón, ardor u hormigueo alrededor de los labios.
Ampollas visibles: la segunda fase es la aparición de las ampollas propiamente dichas. Las ampollas del herpes labial tienen líquido claro dentro y se ubican sobre el labio o alrededor. Pueden acompañarse de una leve fiebre.
Rotura de las ampollas: después de unos 4-7 días de presencia de las ampollas, se produce su rotura. Las ampollas se abren y dejan salir el líquido. En el lugar donde estaba la ampolla se forma una úlcera que, paulatinamente, se cubrirá con una costra.
Cicatrización: entre quince días y un mes después de la aparición de los primeros síntomas, las costras desaparecerán sin dejar cicatriz alguna. El tiempo es variable dependiendo de si se trata de la primera vez o de una reaparición, ya que las reapariciones suelen durar menos.
Cómo se contagia el herpes labial
El virus causante de la enfermedad es el Virus del Herpes Simple –VHS1. Este patógeno pertenece a la familia de virus conocida como Herpesviridae. A la familia también pertenece el Virus del Herpes Genital –VHS2.
En general, cada uno de estos virus afecta a partes distintas del cuerpo:
El VHS1 se concentra en la boca, principalmente.
El VHS2 lo hace en la región genital, causando el herpes genital.
El contagio de ambos virus es por contacto, aun cuando no haya lesiones activas y visibles. Es decir, una persona puede contagiar a otra sin necesidad de tener ampollas en el momento de hacerlo.
Por supuesto, es mucho más posible el contagio cuando las ampollas están visibles y, sobre todo, cuando se rompen y dejan salir el líquido que contienen. El líquido de las ampollas es una gran vía de transporte para el virus.
El grado de contagio es alto. Una persona puede transmitir el virus VHS1 a otra con un beso, pero también compartiendo utensilios de cocina. En el caso del VHS2, la principal vía de contagio es la relación sexual.
Sin embargo, esta separación entre el VHS1 y el VHS2 no es estricta. Una persona puede contagiarse con el virus del herpes genital y manifestar los síntomas en la boca, como si fuese herpes labial, tras haberse infectado practicando sexo oral.
Las opciones de tratamiento
Si el herpes labial no recibe ningún tratamiento medicamentoso, realizará su ciclo evolutivo natural. Al cabo de unos días, que pueden ir de una semana a un mes, se resolverá sin dejar cicatriz.
El virus quedará alojado en el sistema nervioso periférico de la persona y, en el futuro, podrá, o no, volver a manifestarse con síntomas parecidos de menor duración.
Los medicamentos que han demostrado ayudar son los antivirales, como el Aciclovir o el Valaciclovir. Su único beneficio es disminuir los días de duración de la enfermedad, pero no son curativos.
A pesar de los fármacos antivirales, el VHS1 seguirá presente y anidado en el sistema nervioso periférico y, por ende, podrá reactivarse en el futuro.
Los antivirales se presentan como comprimidos para tomar por vía oral o como cremas para aplicación local. La vía oral es más efectiva que la local. La efectividad depende del inicio temprano del tratamiento.
Lo ideal es comenzar con un fármaco antiviral el día de hormigueo o quemazón o, a más tardar, el primer día de aparición de las ampollas.
Cuando el cuadro clínico es muy doloroso, se puede acompañar el tratamiento con algún analgésico. Tanto el Ibuprofeno como el Paracetamol son opciones válidas, indicó Cuidate plus.