Regresar después de unas vacaciones en lugares exóticos, con el estómago lleno de amebas, es peligroso, desagradable, pero no es tan extraño. Ahora, que eso ocurra si ni siquiera hemos ido de vacaciones, ni salido de casa…Es un caso único.
Precisamente eso es lo que describe un estudio realizado en base al diagnóstico de un hombre de 67 años con una infección de Entamoeba histolytica. Esta ameba, potencialmente mortal iha infectado a unas 50 millones de personas en el planeta y generalmente se produce por ingerir alimentos o agua contaminados en una región donde el parásito es endémico o llevarlo en las uñas y mordérselas.
Sin embargo, una vez dentro del cuerpo, E. histolytica puede invadir fácilmente los intestinos antes de salir a “cambio abierto” a través de la materia fecal. Sin embargo, algunas amebas obstinadas deciden quedarse un rato más en su huésped e invaden otros órganos, incluidos los pulmones, el cerebro y el hígado.
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Cuando un grupo de médicos franceses se encontraron con un paciente con diarrea con sangre, fiebre baja y abscesos hepáticos en julio de 2018, una prueba de patología confirmó que esta ameba era la culpable. El diagnóstico era curioso porque es raro que el paciente presente tanto la “versión” intestinal como la hepática de la enfermedad. Pero lo verdaderamente raro era que el paciente nunca había estado fuera de Europa… ¿cómo se había contagiado entonces?
Los médicos descubrieron que el sujeto tenía una pareja sexual que había estado viajando hacía muy poco por Sudamérica, India, Birmania, Vietnam y Laos. Y no solo eso, el estudio, publicado en el British Medical Journal, señala que la mujer confesó haber tenido relaciones con otro hombre, que había sido diagnosticado con amebiasis intestinal (cómo sabía esto es algo que no figura en el estudio)
Si bien los casos de transmisión entre individuos del mismo sexo infectados con esta ameba no son tan raros, ejemplos de parejas heterosexuales lo son y mucho y, aunque la mujer no había experimentado los síntomas, los científicos consideran que es la fuente más probable de la infección.
La duda que aún no ha sido resuelta es exactamente cómo la ameba pasó de un sujeto a otro: el estudio se refiere solo a una relación sexual heterosexual, por lo que no estamos seguros de si fue a través de los genitales directamente o por contacto con mucosas u otras vías alternativas.