La piña, además de ser una de las frutas favoritas de nutriólogos y especialistas de la salud, por su excelente sabor y bajo aporte calórico, es excelente para el consumo diario y una gran aliada en la digestión, pues evita el estreñimiento, regula el tránsito intestinal y combate la pesadez y los gases.
Además, cuenta “con el balance perfecto entre fibra y calorías, contiene enzimas, minerales, vitaminas esenciales y un alto porcentaje de agua", explica la doctora López Marín, directora del Centro Médico Rusiñol.
Sin embargo, las frutas en general forman parte “esencial de la alimentación y deben incluirse en el menú diario, ya que el cuerpo humano necesita las vitaminas y minerales que estas proporcionan". Asimismo, son imprescindibles para el buen funcionamiento del organismo y por eso los expertos recomiendan consumir 5 piezas diarias.
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¿Por qué comer piña?
Ahora bien, ¿por qué deberías incluir la piña en tu dieta diaria? Como se mencionó anteriormente, es una excelente opción si te encuentras dentro de un régimen alimenticio, sin embargo, también porque:
– Contiene bromelina y permite la correcta descomposición de las proteínas, es decir, incide de forma positiva en la digestión.
– Tiene un efecto anticelulítico, ya que también estimula la microcirculación.
– Contiene vitaminas A, B, C y ácido fólico, además de minerales como: potasio, hierro, magnesio, zinc y yodo.
– También aporta manganeso, el cual fortalece el sistema inmunológico y los huesos.
– Tiene un efecto antioxidante, por lo que ayuda a retrasar los signos del envejecimiento.
Sin embargo, sus beneficios no terminan ahí. De acuerdo con la doctor López Marín, consumir piña con frecuencia también ayuda a:
– Eliminar líquidos y toxinas del organismo, gracias a su efecto diurético.
– Reducir la presión arterial.
– Tratar afecciones como la artritis, sinusitis aguda, inflamación abdominal y dolor de garganta, ya que es un antiinflamatorio natural.
– Inhibir la producción de microorganismos intestinales.
– Contribuir al buen funcionamiento del hígado.
– Favorecer la cicatrización de la piel.
– Hidratar y mejorar la elasticidad y apariencia de la piel.
– Facilitar la absorción del hierro.
– Equilibrar los niveles de glucosa en la sangre.
Por si fuera poco, también es saciante y se puede utilizar tanto para postres, dulces o platos salados, no obstante, la especialista enfatiza en que “para apreciar mejor su sabor entre dulce y ácido y aprovechar sus beneficios al máximo, se recomienda comerla en su estado natural".