Representar un sueño mientras se duerme puede tener consecuencias bastante desagradables, tanto para los demás como para uno mismo. Puedes recibir alguna patada o un manotazo si acompañas en su descanso a alguien con el trastorno del sueño REM. Y te llevas la mejor parte, pues se trata de un factor de riesgo de enfermedades neurodegenerativas.
Afortunadamente, investigaciones científicas pueden ser muy útiles para encontrar un tratamiento a éste y a otros trastornos, como la narcolepsia y el bruxismo. Lo primero es conocer a fondo qué sucede mientras dormimos, una tarea que ha guiado el trabajo de dos neurocientíficos de la Universidad de Toronto que han descubierto dos mecanismos químicos que producen la parálisis del sueño, un entumecimiento muscular típico de la fase REM. Sus conclusiones han visto la luz en la revista especializada The Journal of Neuroscience.
La fase REM es ampliamente conocida por ser el momento en que tenemos la mayoría de los sueños que recordamos. Su nombre es el acrónimo de Rapid Eye Movement –movimiento ocular rápido, en inglés- y sus características físicas más evidentes son que tanto los músculos de los ojos como aquellos relacionados con la respiración continúan funcionando mientras que los demás quedan paralizados.
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Esta parálisis del sueño es un mecanismo natural que evita que ocurran percances mientras dormimos. Para alcanzarla, el cuerpo se las tiene que arreglar para inhibir unas neuronas especializadas que se localizan en el cerebro, un tipo de neuronas motoras.
Hasta hace poco se pensaba que el neurotransmisor glicina era el único responsable de inhibir las neuronas motoras, pero el estudio de los neurocientíficos de la Universidad de Toronto Patricia Brooks y John Peever indica que la glicina actúa junto a otro neurotransmisor llamado GABA (ácido gamma aminobutírico), y al mismo tiempo.
“Hemos demostrado que GABA y la glicina apagan las neuronas motoras durante el sueño REM, y que eso es lo que provoca la parálisis del sueño REM. Pero también hemos identificado la manera en que las células detectan GABA y la glicina”, concretó Peever. El resultado puede abrir el camino a nuevas terapias para trastornos motores relacionados con el sueño.
“Comprender el mecanismo preciso detrás del papel de estas sustancias químicas en el trastorno del sueño REM es especialmente importante porque alrededor del 80 por ciento de las personas que lo tienen con el tiempo desarrollan una enfermedad neurodegenerativa como el Parkinson”, explicó.
Su estudio también puede ser muy importante para desarrollar terapias para tratar la narcolepsia. Entre los síntomas de la narcolepsia destacan que la parálisis del sueño se mantiene hasta el momento de despertar y que el paciente puede sufrir alucinaciones nada más tumbarse en la cama o inmediatamente antes de levantarse. Su signo más común es la presencia de periodos de somnolencia que se suceden cada pocas horas durante la vigilia y que, frecuentemente, provocan ataques de sueño que pueden resultar muy peligrosos en situaciones como la conducción de vehículos, por ejemplo.
Los científicos consiguieron determinar las dos sustancias que inducen la parálisis del sueño mediante una serie de experimentos en ratas en los que medían la actividad eléctrica en los músculos faciales que utilizan para masticar. Estos mismos músculos son los que mueven las personas con bruxismo, quienes chirrían los dientes mientras duermen. Los experimentos sugieren que los resultados del estudio también podrían ayudar a las personas que sufren este tipo de afección.