A la mayoría nos han dicho que la mejor década de nuestra vida empieza a los 30 años porque se supone que tenemos estabilidad económica, un buen trabajo, una relación amorosa prometedora y… ¿olor a anciana?
Así es, la ciencia dice que a esta edad nuestro cuerpo comienza a generar grandes cambios que van más allá de la mala digestión y arrugas prematuras. José María Antón, investigador en biotecnología e integrante del Ministerio de Ciencia e Innovación, de España, explicó que el peculiar olor de los adultos de la tercera edad no se debe a que las personas ya no sean higiénicas o tengan una mala alimentación, sino porque la piel envejece a partir de los 30 años.
Cuando los 30 tocan a la puerta de nuestra ya casi extinta juventud, el cuerpo inicia una transición en la que ya no tiene la misma capacidad antioxidante que en nuestros bellos 15 años, por eso cada vez olemos peor, sin importar que nos bañemos dos veces al día. Todo se debe a que al envejecer la piel produce 2-nonenal, una molécula que huele muy pero muy mal:
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Sin embargo, explica el científico, que haya algunas moléculas malolientes por la piel no es grave. El problema surge a partir de los 30 a 40 años, cuando se multiplican con rapidez y facilidad. Para mayor infortunio, el 2-nonenal se produce en forma de grasa, la cual no es soluble en agua, a diferencia del sudor, por lo que es muy difícil neutralizar el aroma que produce.
Pero como en esta vida todo tiene sus pros y sus contras, en Japón se están desarrollando jabones y desodorantes con propiedades antioxidantes con extracto de caqui, el cual encapsula los malos olores. Otra forma de prevenirlo es consumiendo alimentos ricos en antioxidantes como frutos rojos y secos, té verde y cacao.