Coge tu sombrero y póntelo, ¡vamos a la playa, calienta el sol! ¿Creíais que era tan sencillo? Pues no, antes de embarcarte en la aventura de mar y arena que ofrece el litoral español, haz un repaso de estos consejos para ir a la playa que te propongo para saber si has tomado las precauciones pertinentes para tamaño propósito.
Viste cómodo y con ropa con la que te sientas a gusto (¡o sin ella!), pero no olvides algo para echarte encima por si refresca o hace viento.
Fíjate en las banderas que ondean en los puestos de salvamento y haz caso a su significado. Si es verde, te puedes bañar; amarilla, ten precaución; y roja, no te bañes porque es peligroso.
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¡Cuidado con el sol! Dosifica los tiempos de exposición al sol, nada del vuelta y vuelta. Utiliza siempre crema protectora, especialmente los primeros días de exposición y en las horas de más intensidad (de 11 a 16h).
Las uñas de tus pies van a estar al descubierto, ¿han pasado por chapa y pintura?
Bebe mucho líquido. Como estamos frente al mar parece que ya hay agua suficiente, pero hay que beber para no deshidratarnos, pues sudando perdemos mucho líquido y hay que reponer.
No hagas comidas copiosas justo antes de nadar.
Ten la comida refrigerada para que no se eche a perder y asegúrate de que la fruta y verdura estén limpias.
Si vas a jugar a las palas, cuidado con no darle un palazo en la cara a los paseantes.
Aléjate de las zonas donde se practiquen deportes náuticos, ya que pueden ser peligrosos para los bañistas.
No grites ni pongas música a tope con el móvil. La playa no es una biblioteca, vale, pero tampoco una verdulería.
No dejes basura. Siempre es bueno llevarse una bolsa para tirar lo que pueda surgir. Incluso si encuentras algún resto de basura de otros bañistas anteriores, no está demás que los tires a tu bolsa.
No dejes tus pertenencias solas, los ladrones no tienen vacaciones.
Las gorras o sombreros ayudan a mantener la cabeza (y las ideas) más frescas.
Si tienes perro u otra mascota, ve a las playas en las que está permitido acudir con ellos. Recuerda siempre tenerlos bajo control.
Si eres padre o madre, ten a tus hijos controlados, tanto por su seguridad como para que no molesten al resto de personas que estamos en la playa. Esto incluye que no salpiquen a la gente, no le echen arena, no chillen demasiado, etc.
Entra en el agua poco a poco, no bruscamente, especialmente si el agua está muy fría.
Ten cuidado con las corrientes y evita nadar cerca de rocas, ya que las olas podrían llevarte a ellas y golpearte.
Y si caminas por las rocas, ve con calzado apropiado y con mil ojos por si hay erizos.
Si hay medusas, evita bañarte (o lo harás con miedo). Ten cuidado también al pasear por la orilla porque las medusas varadas también te pueden picar.
Usa tus redes sociales para dar envidia al mundo de tus días en la playa, pero CON MODERACIÓN.
Cuando construyas un castillo de arena en la orilla, crea un buen foso delante para frenar los envites de las olas.
BONUS: Si buscas tranquilidad en vez de niños gritones y señoras peores, evita las playas inmediatas a los núcleos urbanos y busca una calita más tranquila. Tus chakras te lo agradecerán.
¿Todo bajo control? Entonces ahora sí, ¡a disfrutar de la playa!