Siempre hay diferencias y la principal es que un bebé es más pequeño que el otro.
Los médicos han atribuido este hecho a factores genéticos o de riesgo como una pobre alimentación de la madre o que esta fume, pero científicos del Boston Children’s Hospital creen que se debe a un lento traspaso de oxígeno entre la madre y el feto durante el embarazo.
Y es que a pesar de que los gemelos comparten la misma placenta, esta se encuentra dividida en dos compartimentos diferentes y es probable que uno sea mucho más sano que el otro. Gracias a un estudio dirigido por el director del hospital, P. Ellen Grant y el Doctor Elfar Asalsteinsson, se ha logrado demostrar que existen placentas disfuncionales con zonas a las que no llegan el oxígeno y los nutrientes necesarios para un correcto crecimientos de los bebés.
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Ahora, con la ayuda de una técnica novedosa basada en ultrasonidos y que han desarrollado en el centro, el equipo ha sido capaz de observar en tiempo real cómo llega el oxígeno a los gemelos y de qué manera afecta a su desarrollo antes del nacimiento.
Para ello monitorizaron a 7 madres que se encontraban entre la semana 29 y 34 de su embarazo y les suministraron oxígeno puro durante 10 minutos para estudiar el tiempo que tardaba el mismo en alcanzar su concentración máxima en la placenta (TTP – en inglés Time to Plateau) y lo que tardaba en pasar por el cordón umbilical hasta el cerebro del feto y su hígado. Tras el estudio, descubrieron que cuando el oxígeno tardaba más tiempo en llegar al bebé su crecimiento se veía mermado.
Grant espera que el trabajo de su equipo se utilice para entender mejor los factores de riesgo del embarazo, desarrollar una prueba prenatal para las madres en las cuales se sospeche que pueda existir la disfunción placentaria y mejorar así la atención prenatal.