Por años, se tuvo la convicción de que las personas con rasgos de introversión y neurosis eran más proclives a desarrollar cáncer. Asimismo, se sostuvo que, una vez que aparecía la enfermedad, el tipo de personalidad podía incidir en la recuperación, menciona la Sociedad Estadounidense del Cáncer.
Los únicos estudios que detectaron un vínculo entre estos dos factores tuvieron tres rasgos en común: pequeños, mal realizados y pobremente monitoreados. No obstante, las revistas les dieron más visibilidad a estos estudios que a la sólida masa de evidencia que confirmaba lo contrario.
En 2010, se publicó el mayor estudio sobre el tema, que rastreó a más de 60 mil personas en un período de 30 años. Concluyó que no había ningún vínculo entre la personalidad y la aparición o recuperación del cáncer.
Te interesa: El exceso de alcohol frena el desarrollo cerebral en adolescentes
Por qué el buen humor no incide en la recuperación del cáncer
Las células cancerosas no sufren cambios por el humor del paciente. Es fundamental saberlo, porque la obsesión por mantener un buen humor constante es irreal y puede generar culpa en el enfermo y sus familiares. Es esperable (y hasta sano) sentir miedo, enojo y frustración ante un diagnóstico de cáncer. Este hallazgo es liberador, pues nos permite comprender que la aparición de la enfermedad y la recuperación no se encuentra 100 % bajo nuestro control. Por tanto, no debemos sentir la carga de la responsabilidad.
Estrategias para sobreponerse al sufrimiento
El diagnóstico de cáncer es como una montaña rusa de emociones. En este marco, es posible sobrellevar mejor la situación con las siguientes estrategias:
Terapia con un especialista; tener un espacio para expresarse suele sacar un gran peso de encima.
Apoyo familiar
Ejercicios de respiración
Yoga