Es un punto en el que coinciden de forma unánime los especialistas: las relaciones de pareja cariñosas y una frecuente actividad sexual favorecen la salud. Esto es por varias cuestiones. La primera, nuestras hormonas, ya que en la fase de excitación aumenta la secreción de oxitocina. El efecto causado, en este caso, de forma inconsciente, nos sitúa en el modo de atender las necesidades del otro, además de intervenir en la formación de los sentimientos.
Además, en la unión de los sexos se elimina estrés y nos invade una buena sensación de plenitud y goce. Esto se debe a las endorfinas, también conocidas como las 'hormonas de la felicidad', aunque no son hormonas, sino opioides de secreción interna que suscitan en el cerebro sensaciones tales como éxtasis, anestesia y bienestar. De hecho, un estudio a largo plazo con 90.000 norteamericanos corrobora que las endorfinas y las oxitocinas refuerzan nuestras defensas corporales.
Durante el acto sexual, se libera monóxido de nitrógeno que tiene acción sobre numerosas funciones orgánicas, favoreciendo el riego sanguíneo de los órganos sexuales, lo que al hombre le viene bien, por ejemplo, para prevenir enfermedades de la próstata.
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Conclusión: las personas sexualmente activas enferman menos, son más sociables, tienen un carácter más equilibrado y disfrutan más de la vida.
Estar enamorado… ¿Cómo beneficia a tu salud?
Más allá del amor romántico, el amor se ha convertido en una ventaja evolutiva para el ser humano, ya que activa circuitos de recompensa en el cerebro que provocan innumerables beneficios. Hasta 12 áreas del cerebro humano están involucradas en este sentimiento, una emoción que sobre todo provoca alteraciones neuronales que generan efectos positivos en nuestro organismo.
Existen distintos tipos de amor, todos positivos, sin embargo, el más fuerte y estudiado es el enamoramiento, que es cuando se produce un sentimiento incontrolable. Aprovechando que el martes es el Día de San Valentín, hemos recopilado seis puntos donde puedes ver cómo afecta el amor a la salud.
1.- Cuando el amor es del bueno podemos llegar a pensar que es adictivo, y no falta razón. Según un estudio de la Universidad de Nueva York (EEUU), enamorarse produce un efecto cerebral similar a una dosis de cocaína. La culpa es de la dopamina, una sustancia que aparece en la sangre al sentirse sensaciones agradables como, por ejemplo, mantener relaciones sexuales, comer chocolate o consumir drogas.
En tales situaciones, en la sangre se producen más tarde las hormonas oxitocina y vasopresina, que estimulan la formación del contacto emocional entre los enamorados. La oxcitocina aparece en los momentos de mirarse a los ojos durante un largo tiempo, de abrazarse o durante un acto sexual.