Descubre cómo el espermatozoide logra fecundar

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La carrera del esperma masculino hacia la trompa de Falopio de la mujer, donde tendrá lugar la unión del espermatozoide y el óvulo, está llena de obstáculos. Se trata de una auténtica prueba de resistencia y de velocidad.

De todos los espermatozoides liberados en el interior de la vagina, sólo unas cuantas decenas (menos del 1% del total) consiguen llegar hasta la trompa de Falopio. Una vez que uno de ellos logra penetrar el ovocito, inmediatamente se produce un bloqueo que impide el paso al resto.

La jerarquía se impone

Sólo el más ágil gana la prueba y un nuevo estudio de la Universidad de Cornell, en Nueva York, acaba de descubrir cómo lo hace usando modelos y simulaciones por ordenador y tomando como muestra ejemplos tanto de hombres como de toros. Cuando se aproximan al estrecho tracto reproductivo, la corriente de espermatozoides se acelera, lo que permite que los participantes más veloces pasen a la siguiente fase. De los 20 millones de espermatozoides por mililitro, sólo se mueven adecuadamente la mitad, pero las dificultades son constantes también para ellos debido al estrechamiento del conducto femenino, conocido como estenosis. 

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Los investigadores simularon este proceso con las propiedades mecánicas de los fluidos que intervienen dentro del tracto y observaron que los espermatozoides topan con una especie de compuerta que les impide superar la estenosis y avanzar, por lo que se acumulan debajo de una manera jerárquica que perjudica a aquéllos con menor motilidad.

Para los autores, lo más sorprendente ha sido ver cómo nadaba el esperma, siguiendo un patrón similar al movimiento de las alas de mariposa. Solamente unos cuantos son capaces de aferrarse a las paredes del cuello y muy pocos las llegan a atravesar. Los investigadores sugieren que estos estrechamientos en el tracto reproductivo femenino que complican los intentos de los espermatozoides tienen una razón biológica evolutiva para deshacerse de los gametos menos aptos para la reproducción.

Esta estructura jerárquica que se establece en el aparato reproductor femenino impone una competencia feroz entre espermatozoides y ni siquiera para el más veloz las expectativas de llegar hasta el final son altas. Incluso vencedor, las probabilidades de llegar al óvulo son de una entre un millón y hay una posibilidad entre cien millones de que se produzca la fertilización.