Los bebés recién nacidos casi no se ensucian y, como su principal higienización ocurre cuando les cambian el pañal (por lo menos cada tres horas), no hay tanta necesidad de un baño diario. Sin embargo, más que para limpiarlo, el baño también es importante para refrescar y relajar al niño.
Primer baño del bebé
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda esperar al menos 24 horas después del nacimiento para bañar al bebé por primera vez. Esto es así porque los bebés nacen cubiertos en una sustancia blancuzca y oleosa llamada vérnix caseoso, que lo protege de enfermedades y tiene múltiples beneficios para su piel. En el caso de que haya cuestiones culturales que no permitan esperar tanto, la OMS recomienda esperar al menos seis horas.
En cuanto a cómo hacer el primer baño, mientras muchos médicos recomiendan hacer baños de esponja hasta la caída del cordón umbilical, un estudio de 2009 demostró que sumergir al bebé hasta el cuello en sus primeros baños puede traer más beneficios, ya que favorece su relajación y contacto con el agua, un medio que disfruta porque le resulta conocido.
Un punto importante es que, antes de la caída del cordón, el baño deberá durar entre 2 y 3 minutos, pero podrá extenderse entre 5 y 10 minutos después de que este caiga.
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¿Cuál es la frecuencia ideal?
Como regla general, bañar al bebé dos o tres veces por semana es suficiente durante el primer mes. Después, y sobre todo pasados el segundo y tercer mes de vida, puede aumentarse la frecuencia de los baños, en especial porque favorecen la relajación y ayudan al sueño. En este sentido, bañarlo en el horario en la tarde o noche, como parte de la rutina de sueño del bebé, es recomendable.
Es necesario tener cuidado con el exceso de baños. Bañarlo demasiado no es recomendable porque la piel posee un equilibrio natural de grasa y bacterias que conforman una capa protectora del cuerpo. El exceso de agua caliente y jabón retira esa barrera natural que es beneficiosa y lo protege de micosis, eczemas y hasta alergias.
Después de bañarlo, lo ideal es envolverlo en una toalla limpia, seca y suave. Para evitar que el bebé pase mucho tiempo expuesto al frío y a las corrientes de aire, lo ideal es que el cambiador esté muy cerca o dentro del baño.
Fuente: VIX