Los estudios sobre la duración media de la penetración ofrecen datos desbordantes: hay actos sexuales de 33 segundos y de hasta 44 minutos sin freno pero lo ideal, según expertos, es no llegar a los 30.
Es, para los hombres, un velado indicador de su virilidad, de eso que llaman aguante, mientras, para ellas, condiciona en muchos casos el orgasmo pues suelen tardar más en conseguirlo.
Hay quienes incluyen en su idea de sexo también los arrumacos previos -eso que ahora se llama petting- y hay otros que identifican sexo únicamente con coito, esto es, con penetración.
Lo primero que habría que tener claro es que, para los expertos, sexólogos y psicólogos en concreto, una relación sexual comprende todo: los besos, los tocamientos, las masturbaciones conjuntas, las caricias y hasta los abrazos. Pero son estos mismos especialistas los que, en los últimos años, han elaborado numerosos estudios alrededor del mundo con el objetivo de conocer al detalle cuánto duran los coitos, cuál es la media temporal y también lo que los partenaires consideran «adecuado, deseable, muy corto o muy largo».
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¿Por qué? Porque analizar lo que se conoce como «tiempo de latencia intravaginal eyaculatorio» (IELT, por sus siglas en inglés) permite también estudiar la temida eyaculación precoz. Y luego están los mitos. Las huellas de los visionados pornográficos en la mente de los individuos, la idea del sexo como una competición. Nada de eso ayuda. Lo que sí sirve es atender a los resultados de las investigaciones.
Por ejemplo, según un estudio elaborado por la Universidad de Pennsylvania, en Estados Unidos, «el buen sexo no dura horas sino minutos». En la práctica, estaríamos hablando de un lapso de tiempo de entre tres y 13 minutos, sin contar con los prolegómenos, todos esos cariños anteriormente expuestos.
En concreto, el estudio destaca que «entre tres y siete minutos» sería un coito adecuado, «entre siete y 13 sería deseable», «demasiado corto entre uno y dos minutos» y «demasiado largo de 10 a 30 minutos». «La cultura popular de hoy en día refuerza estereotipos sobre la actividad sexual, de forma que muchos hombres y mujeres parecen creerse las fantasías de los penes enormes, las erecciones como rocas y los encuentros sexuales que duran toda la noche», explican los autores de la investigación, Eric Cory y Jenay Guardiani.
Más allá de cifras del demonio, lo importante es tener presente otra de las insistencias principales de los sexólogos, que el orgasmo no es un fin ni el encuentro sexual se desarrolla en una cancha, que lo importante es participar y sobre todo vivir cada gesto con cariño e intensidad.