Se denomina Patología Dual a la concurrencia en un mismo individuo de dos trastornos mentales, siendo uno de ellos un trastorno adictivo. Se estima que al menos un 37% de las personas que abusan del alcohol, y un 53% de las personas que abusan de drogas, pueden sufrir otro trastorno mental.
Patología dual, trastorno actual, trastorno habitual
En diversos estudios epidemiológicos llevados a cabo en la población general en Estados Unidos desde los años 90 del siglo pasado se viene confirmando que los trastornos duales son la norma, no la excepción. También en España en los últimos años se ha estudiado la prevalencia de esta comorbilidad en población clínica, encontrándose altas tasas de patología dual en los pacientes que buscan tratamiento en consultas de psiquiatría y de adicciones.
Aunque el origen de esta doble patología no está claro, se ha encontrado en sistemas de neurotransmisores comunes como la dopamina, clave en algunas enfermedades mentales como la esquizofrenia y también en el sistema de recompensa cuya disfunción está ligada a la génesis de las adicciones, o como la serotonina, involucrada en la afectividad, la impulsividad y la agresividad.
Se observa que algunos trastornos mentales preceden a los trastornos por uso de sustancias (el trastorno por déficit de atención e hiperactividad también conocido como TDAH se encuentra como antecedente en las historias de muchos pacientes con adicciones). En otras ocasiones, algunos trastornos mentales pueden aparecer después del trastorno por uso de sustancias como en las psicosis inducidas por cannabis.
Por ello, es crucial el abordaje temprano de los trastornos mentales, con intervenciones específicas para prevenir los problemas adictivos, así como el seguimiento y la atención adecuados a las personas con adicciones para la detección precoz y el tratamiento de otros trastornos mentales.
Y es que cuando aparece la comorbilidad, se complica el cuadro clínico con que nos encontramos: existe más riesgo de que aparezcan conductas hostiles, agresivas o suicidas, empeoran los síntomas psiquiátricos, se merma la capacidad de autocuidado del individuo, aumenta el riesgo de que contraiga infecciones, de que llegue a situaciones de pérdida del hogar o de institucionalización en hospitales o en prisión, y se elevan los costes tanto emocionales como materiales en sus familias.
Te puede interesar: El 41% de los adultos mayores sufre de depresión en Colombia
Barreras al tratamiento
A día de hoy, siguen existiendo barreras para el tratamiento efectivo de las personas que sufren patología dual: de un lado, contamos con pocos recursos y a veces poco coordinados, y con pocos profesionales que cuenten con formación específica en este ámbito; del otro, con pacientes que se adhieren mal a los tratamientos, que se adaptan mal a los programas terapéuticos tradicionales para adicciones o para trastorno mental grave. Con ello, aumentan las probabilidades de diagnósticos erróneos, de tratamientos poco planificados y de que reciban asistencia más en urgencias, albergues o prisiones que en dispositivos específicos.
Es importante tomar conciencia de la vulnerabilidad de esta población para seguir estudiando su realidad y poder ofrecer programas de atención diseñados para ella.
La mayoría de los profesionales que tratan a pacientes con patología dual consideran necesarios centros específicos de tratamiento, especialmente unidades de desintoxicación y unidades de rehabilitación de media estancia. Y también la elaboración de registros con información clara de los recursos disponibles para atender a estos pacientes.
Se estima que en el diseño de programas de intervención sobre la Patología Dual deberían tenerse en cuenta principios como la integración de los tratamientos de adicciones y de salud mental, la flexibilidad y especialización de los clínicos, el abordaje holístico del paciente reconociendo y teniendo en cuenta sus preferencias y su estadio motivacional con respecto al cambio.
También es importante facilitarle la consecución de unos mínimos de estabilidad en sus condiciones de vida y asumir una perspectiva de recuperación a largo plazo, aportando en nuestras intervenciones un componente de optimismo que con frecuencia tiende a perderse ante patologías tan complejas como la que nos ocupa.
Fuente: EFE