Cómo afrontar el día cuando no has dormido bien

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Pasar la noche en vela o haber tenido un plan de tarde que finalmente se ha alargado hasta la noche puede hacer que, si al día siguiente hay que madrugar, la jornada se haga muy cuesta arriba y más si ha sido imposible dormir lo recomendado. Si a esto último le sumamos que es un día entre semana y en el que hay que trabajar, la cosa se complica. Tener un descanso suficiente durante la noche y dormir durante un total de 7-8 horas es uno de los aspectos más importantes sobre los que se sustenta la salud de una persona.

Según médicos expertos, no descansar y dormir lo suficiente tiene efectos nocivos sobre el cerebro, pues el área que se encarga del funcionamiento ejecutivo no trabaja al 100%. Es por esto que los tiempos de reacción en aquellos que no han tenido un sueño reparador son más lentos y que la capacidad de retener datos e información se ve limitada. Un buen descanso afecta positivamente en todos los aspectos de una rutina diaria y no tenerlo puede llegar a ocasionar graves problemas de salud.

 

Aun así, si ha sido inevitable trasnochar o por cualquier otro motivo ha sido imposible conciliar el sueño y tener un buen descanso, te presentamos a continuación una serie de medidas y trucos para ayudar a que la jornada sea más llevadera y para que el sueño no acabe venciendo durante el día. De todas formas, no se aconseja poner en práctica los siguientes consejos en más allá de una o dos ocasiones aisladas. Si el problema de no descansar se prolonga en el tiempo, lo más recomendable es acudir al médico.

Organizar las tareas

Si se tiene mucho trabajo acumulado, lo ideal es priorizar las tareas que más concentración requieran y olvidarse de las más monótonas y aburridas. Si ya de por sí las responsabilidades más rutinarias son tediosas en un día normal, cuesta imaginar cómo de duro sería afrontarlas cuando la noche anterior no se ha descansado bien. Lo recomendable es centrarse en todo aquello que requiera concentración y si permite a uno mantenerse activo, mucho mejor.

Otro aspecto importante a tener en cuenta es que, por los ritmos circadianos naturales del cuerpo, es habitual notar más cansancio por la tarde que por lo mañana. Por esto mismo, lo más recomendable será reservar alguna de las tareas menos monótonas para la tarde y así se evitará la típica sensación de cansancio que muchos experimentan después de comer. Lo de tomarse un descanso durante la jornada laboral habrá que dejarlo para la noche.

Comer lo más ligero posible
Antes de entrar en más detalles, es importante que la alimentación durante el día siguiente de haber trasnochado sea lo más ligera posible. Es habitual que tras una comida copiosa, una persona se sienta con pesadez de estómago y le entre sueño; precisamente por eso y, para evitarlo, haremos una comida ligera en la que evitaremos una gran cantidad de hidratos de carbono (como un plato de pasta) y también la bollería industrial.

El motivo por el que es recomendable huir de los hidratos de carbono es porque elevan el nivel detriptófano en el cerebro, algo que provoca que se fabrique serotonina y que produce en el cuerpo la sensación de calma y somnolencia. En cuanto al azúcar añadido propio de los bollos o de cualquier alimento procesado, mejor es optar por otras alternativas más sanas pues, aunque en un primer momento la descarga de azúcar será algo de agradecer, más tarde vendrá el bajón de azúcar y el sueño se apoderará de uno.

Echarse una siesta ligera
Cuando en la noche anterior se ha dormido poco, lo más normal que ocurra es que el sueño se apodere de uno cada poco. Para atrasar su visita, lo ideal es tomar un café o alguna otra fuente de cafeína que nos mantenga activos y despiertos al menos durante unas horas. Si el cansancio es muy dominante, una alternativa a la que se puede recurrir es a echarse una siesta corta. Lo ideal para que una mini cabezada tenga efecto sobre un individuo es que esta se haga alrededor al mediodía y que esta no dure más de 20 minutos.

Normalmente, los horarios de las empresas dejan una hora para comer así que lo ideal sería aprovechar ese rato para dedicar parte de él a descansar. Si se tiene el coche a mano, este puede ser un buen sitio para dormir pero si no, y a uno no le da tiempo a ir a casa y volver, otra opción es salir al aire libre para intentar que el sol ayude a mantenerse alerta.

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Mantenerse activo
Si las anteriores opciones no han sido posibles de realizar, queda también otra alternativa que es la de intentar mantenerse activo, bien moviéndose uno de su puesto de trabajo o haciendo ejercicios en este. Si el trabajo es de oficina, serán de gran ayuda las visitas a la fotocopiadora o a los despachos de los compañeros. Es recomendable aprovechar estas idas y venidas para hacer un pequeño paseo y evitar así que uno se quede dormido en la mesa de trabajo.

Es muy importante moverse y mantenerse en movimiento aunque sea horario de trabajo pues esto ayudará a que el cuerpo no entienda que estamos en una fase de relajación y que, por tanto, uno no se quede dormido a la mínima que se despiste. Algo que puede ayudar a sobrellevar la situación es explicarle la situación a un compañero de trabajo para que este ayude a evitar que el sueño acabe venciendo.

Tomar café
De siempre, beber café ha sido un gran aliado contra la falta de sueño. La cafeína de la que se compone principalmente el café es una sustancia psicoactiva que actúa en nuestro cerebro como bloqueador de la adenosina, que se trata de un neurotransmisor responsable de la aparición del sueño. Por ende, el uso moderado de café ayuda a activar las neuronas, cosa de agradecer si tenemos que enfrentar una jornada de trabajo por delante.

Aunque tomar café, té o cualquier otra fuente de cafeína puede ayudar a ahuyentar al cansancio y al sueño, lo cierto es que es recomendable no abusar de ninguna de estas bebidas pues tomar demasiado puede provocar ansiedad y taquicardias. Lo recomendable sería no tomar, por día, más de tres cafés, tés o similar y no ingerirlo después de las tres del mediodía.