Dicen que es lo más lindo que puede suceder en la vida de una mujer, pero pocas veces cuentan los aspectos negativos del embarazo. Pocos hablan de la línea negra que aparece en la panza, de los pies hinchados o las náuseas matutinas, uno de los problemas más comunes de la gestación.
Las náuseas durante el embarazo son tan comunes que, según un estudio publicado en Obstetrics & Gynocology, cuatro de cada cinco mujeres las padecen. Suelen aparecer durante el primer trimestre, pero en algunos casos pueden durar hasta el nacimiento del bebé.
En casos extremos, las mujeres pueden tener hiperémesis gravídica, una condición donde los mareos y vómitos son tan frecuentes que pueden hacer que la mujer termine deshidratada, pierda peso, y corran riesgo su vida y la de su bebé.
Si bien es uno de los síntomas más reconocidos del embarazo, no se sabe exactamente qué es la causa de las náuseas, aunque hay algunas teorías muy interesantes.
Según NHS (el Sistema Nacional de Salud de Inglaterra), los cambios hormonales durante las primeras 12 semanas del embarazo son los supuestos culpables de las náuseas matutinas.
Sin embargo, un estudio liderado por la genetista de la Universidad de California, Los Angeles (U.C.L.A), Marlena Fejzo, sugiere que la respuesta se encuentra en algunos genes.
Uno de ellos codifica una proteína llamada GDF15, que se produce en la placenta durante el comienzo del embarazo y que, según el New York Times, «tiene un receptor en un área del cerebelo que está vinculada con el vómito y la reducción de consumo de alimentos. La proteína parece encontrarse más concentrada en las mujeres embarazadas con náuseas y vómitos, lo que lo hace un candidato posible de la condición».
Este descubrimiento encaja con una teoría que sugiere que las náuseas son una ventaja evolutiva. Según esta teoría, las náuseas son parte de un embarazo sano, ya que la mujer va a ser menos propensa a probar alimentos que puedan tener toxinas y, en el proceso, el feto va a estar más protegido.
De hecho, un estudio de 2016 reveló que las mujeres que experimentan mareos y vómitos durante la gestación tienen menos riesgo de perder sus embarazos.
Si hay evidencia que la proteína es responsable de las náuseas, entonces ¿por qué no hay medicamentos para detener los mareos? Pues porque las empresas farmacéuticas tienen miedo de probar medicaciones nuevas dirigidas hacia embarazadas, sobre todo después la talidomida, un sedante expedida en los años 60 y que también se utilizó para calmar las náuseas del embarazo.
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Sin embargo, lo que parecía una cura se convirtió en una tragedia. La droga interfería con el desarrollo normal de los bebés y muchos de ellos nacieron con focomelia, un defecto que impide a los huesos largos crecer, y por eso los pequeños que sufrían esa enfermedad no tenían miembros muy cortos o ninguno en absoluto.
Para no volver a poner en riesgo la salud de las madres y sus hijos, las empresas farmacéuticas ya no experimentan con ese tipo de drogas y los expertos recomiendan realizar cambios en la alimentación para calmar las náuseas y, si son muy graves, acudir con un médico.