¡OJO! Cuatro enfermedades que puedes contraer en la playa

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Ir a la playa es uno de los grandes placeres del verano. Pero esta actividad aparentemente inofensiva, puede esconder algunos riesgos para la salud. No queremos ser alarmistas. De hecho, el 99% de las personas que pisan la playa en fechas estivales siguen tan sanas como siempre.

Pero, tampoco hay que olvidar algunas amenazas para nuestra salud que se esconden en la arena y el agua del mar. Aquí recopilamos cuatro de ellas.

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Parásitos

Principalmente los anquilostomas. Estos microorganismos suelen vivir en los intestinos de los perros, pero pueden llegar a las playas a través de los animales que defecan en ellas. Penetran en el organismo humano a través de la piel de las personas que caminan descalzas, y provocan una horrible hinchazón de los mismos. Su presencia es más habitual en los países de clima tropical, pero pueden encontrarse en cualquier playa que no esté suficientemente limpia. Caminar con sandalias es el mejor método de prevenir un posible contagio.

Infecciones estomacales

La E. coli es una bacteria intestinal que provoca graves diarreras (en algunos casos incluso acompañadas de hemorragias) en las personas infectadas. Su presencia es habitual en aquellos lugares próximos a vertidos de aguas fecales, y estudios realizados en 2016 y 2017 la detectaron en diversas playas españolas, especialmente en la costa gallega.

Infecciones vaginales

Las playas y también las piscinas pueden ser una fuente de contagio de hongos. Según datos de la Asociación Ginecológica Española, quedarse con el bañador mojado mucho rato es la causa del 50% de las infecciones vaginales que se producen en el verano. Para evitarlo, recomiendan usar bañadores de algodón, cambiarlo después del baño y reforzar la higiene de dicha zona en los días de playa.

Otitis del nadador

Así es como se llama a la infección de la parte exterior del oído, causada por el agua que queda en su interior después de nadar. Dicha agua puede ser el caldo de cultivo ideal para que aparezcan bacterias. Aunque en otras ocasiones, en playas no muy limpias, esos microorganismos ya pueden estar en la propia agua del mar.