Como cada cuerpo es diferente, es normal que a veces te preguntes si lo que sucede en el tuyo es normal. Es posible que en algún momento te hayas preguntado si la cantidad de sangrado que presentas durante tu periodo es más abundante de lo que debería.
La menorragia es una condición que se caracteriza por un flujo de gran cantidad o que dura por un tiempo prolongado. Como explica la Clínica Mayo, la mayoría de las mujeres no tienen un flujo lo suficientemente pesado como para presentar menorragia. Esta se caracteriza por un fuerte sangrado y cólicos que le impiden a la mujer continuar con sus actividades diarias.
¿Cuánta sangre es normal?
Un síntoma principal de la menorragia es la necesidad de cambiar de toalla sanitaria o de tampón cada hora por varias horas consecutivas, e incluso utilizar doble protección para evitar escurrimientos.
Es complicado definir con exactitud la cantidad de flujo que libera una mujer "normal". Un trabajo publicado en el Diario de Obstetricia y Ginecología demostró que factores como la edad, la maternidad y (en menor medida) la altura afectan la cantidad de menstruación que se libera en cada periodo; se estima que el promedio está entre 10 y 35 ml. Pero entre las participantes del estudio algunas menstruaron desde apenas una mancha hasta dos tazas. La duración común de un periodo va de los 4 a los 6 días.
Por esta razón es importante consultar con tu médico de cabecera en caso de que sospeches tener menorragia. Llevar un registro escrito de tu sangrado también puede ser de gran ayuda, así como utilizar una copa menstrual con marcas para medición. De acuerdo con el Centro de Investigación de Ciclo Menstrual y Ovulación, un flujo de más de 80 ml (16 productos sanitarios completamente empapados) dentro de un solo periodo es considerado como menorragia.
¿Por qué sucede?
Existen diversas causas detrás de la menorragia, y a veces no es tan sencillo identificarlas. La Clínica Mayo señala que la más común son los desequilibrios hormonales. El estrógeno y la progesterona son las hormonas que controlan el crecimiento del endometrio (el recubrimiento del útero que se crea para recibir a un posible embrión). Cuando los niveles entre ambas hormonas pierden su balance, el endometrio puede crecer más de lo habitual, lo cual ocasionará un flujo más abundante.
Este cambio hormonal sucede, por mencionar algunas razones, debido al síndrome de ovario poliquístico, el mal funcionamiento de los ovarios, obesidad o problemas en la tiroides. El cáncer, la interacción con algunos medicamentos, las fibras uterinas y los pólipos también pueden desencadenar la menorragia.
¿Cuál es el tratamiento?
Esta diversidad de causas necesita que un profesional de la salud evalúe cada caso para recetar el mejor tratamiento. Para evitar que la menorragia genere un caso de anemia (por la gran pérdida de glóbulos rojos y hierro) o de dolor intenso, los médicos suelen recurrir a medicamentos hormonales (como los anticonceptivos) o a anti-inflamantorios libres de esteroides.