París, 10 abr (EFE).- Un equipo de investigadores ha desarrollado un nuevo aparato "portátil, rápido y fiable" para diagnosticar de manera más eficaz la hepatitis C, anunció hoy el Instituto Pasteur.
Junto a la compañía Genedrive, expertos de ese centro y del Instituto francés de la Salud y la Investigación Médica (INSERM) optaron por mejorar la técnica de diagnóstico porque la infección aguda resulta ser en varios casos asintomática.
El equipo, dirigido por el investigador Darragh Duffy, buscaba también una prueba de detección "más accesible en los países de bajos ingresos o en los entornos rurales", donde la disponibilidad de los tests clásicos es demasiado limitada.
Las mayores novedades de su trabajo residen en la fácil manejabilidad del aparato, que permite llevarlo al paciente sin tener que disponer de grandes infraestructuras, y en la rapidez del proceso de análisis.
De esta manera, las pruebas se pueden realizar en una hora, mientras que los tests por reacción en cadena de la polimerasa (PCR) ya existentes requieren "varias visitas y tiempo entre cada resultado".
El PCR permite la amplificación de secuencias pequeñas de ADN para identificar gérmenes microscópicos responsables de enfermedades.
Los investigadores probaron clínicamente el nuevo dispositivo con un grupo de personas del Instituto Pasteur y del National Health Service de Nottingham, en el Reino Unido.
Posteriormente lo validaron con datos del Lancet Laboratories de Johannesburgo con muestras procedentes de África del Sur, Kenia, Ghana, Nigeria y Uganda.
El estudio "demuestra que el test tiene una especificidad del 100 %, es decir, que no provee falsos positivos, y tiene una sensibilidad del 98,6 %, lo que responde a las exigencias de la OMS para este tipo de diagnóstico", explicaron.
El kit obtuvo la certificación para ser distribuido en Europa y será comercializado en Oriente Medio, África, el sudeste de Asia y la India cuando se hayan conseguido en estas zonas las autorizaciones respectivas.
La infección crónica por el virus de la hepatitis C afecta a unos 71 millones de personas, equivalente a un 1 % de la población mundial, y provoca la muerte de 400.000 personas al año debido a "la severa evolución de la enfermedad".