Tener fuegos labiales no es cualquier cosa. Aunque muchas personas lo ven como un problema común, en realidad es síntoma de que algo no anda bien con tu salud. Estas pequeñas y dolorosas ampollas no aparecen de la nada. Tampoco es por comer mucho picante o por chuparte los labios constantemente.
El culpable de todo es el virus del herpes simple (HVS1), el cual provoca una infección en la piel y/o la mucosa de la boca. Desafortunadamente es muy contagioso y se puede transmitir por medio de la saliva, los besos o por compartir utensilios personales como cepillo de dientes, máquina de afeitar, labiales, vasos, toallas, entre otros.
Una vez que el primer fuego aparece en los labios, el virus se quedará en el organismo de la persona por siempre (sí, así de drástico). El microorganismo se aloja en los ganglios nerviosos localizados alrededor de la médula espinal, razón por la cual los antivirales tópicos no pueden eliminarlo. Estos medicamentos alivian los síntomas, pero no hacen que el virus desaparezca, pues no pueden llegar hasta él.
Sin embargo, esto no significa que el virus provoque daños en el organismo todo el tiempo. Factores como el estrés, el cansancio, la exposición constante a los rayos solares, un episodio de fiebre o una baja en las defensas ocasionan que la enfermedad se active y aparezcan las lesiones.
¿Cómo distinguir los fuegos labiales?
El primer síntoma es una sensación de ardor o de quemadura en el labio (en el área donde saldrá el fuego). Después de 24 horas aparece un racimo de diminutas vesículas, que son como pequeñas bolsas de agua sobre la piel. Al paso de algunas horas, las vesículas se rompen, causando dolor, y se les forma una costra de color café claro.
Luego de un par de días la costra se cae, dejando la herida expuesta y vulnerable a los alimentos, la intemperie y los movimientos de la boca. Pasarán uno o dos días antes de que la lesión cicatrice y deje de producir molestias en la boca.
Estas lesiones son diferentes a las aftas, las cuales son pequeñas úlceras que aparecen en la mucosa de la boca (mejillas, labios, debajo de la lengua). Generalmente son de color blanquecino y tienen un área roja alrededor. Aunque son molestas y dolorosas, no tienen riesgo de contagio.
¿Existe algún tratamiento?
Lo ideal es acudir al médico cuando comienzan los primeros síntomas (sensación de ardor en el labio), para que el especialista recete algún medicamento antiviral. Sin embargo, una vez que el fuego ha brotado, los fármacos ya no tendrán efecto y lo mejor es dejar que se alivie solo.