Muchas personas suelen tener un estómago e intestino delicado por lo que para ellos es muy difícil poder ingerir cualquier alimento que se les antoje.
El síndrome del intestino irritable es una enfermedad crónica que afecta, principalmente, al intestino grueso. El problema aqueja a más del 10 % de la población mundial y, aunque puede desarrollarse en cualquier persona, es más frecuente entre mujeres jóvenes y de edad media.
La enfermedad se caracteriza por una serie de síntomas comunes, entre los que se encuentran alteraciones en los movimientos intestinales, dolor abdominal, sensación de hinchazón, cólicos y gases, además de períodos de diarreas intercalados con presión en el vientre.
Cómo tratar el síndrome desde la alimentación
Para quien es diagnosticado con el síndrome del intestino irritable (SII), el tratamiento incluye una alimentación más consciente para disminuir los síntomas de la enfermedad. Estos son los alimentos que pueden atenuar el malestar:
Manzana
La manzana y la pera son consideradas frutas de baja cantidad de azúcar y con alto índice de fibras, como la pectina. Su consumo favorece el buen funcionamiento del hígado, promueve la eliminación de toxinas, así como los movimientos intestinales. Todo eso sucede porque la pectina tiene la capacidad de formar una especie de gel dentro del estómago que mejora el tránsito intestinal.
Zucchini
Básicamente compuesto de agua y fibras, el zucchini es una verdura que ayuda a calmar el intestino y evitar las crisis de esta enfermedad. Es reconocido por auxiliar en la digestión, prevenir el estreñimiento y mantener los niveles de azúcar en la sangre más controlados y sin picos.
Ciruela
Puede ayudar a estimular el tránsito intestinal sin causar ninguna incomodidad gástrica. La ciruela con cáscara y natural no contiene dosis muy grandes de fructosa, un azúcar que puede ser perjudicial para las crisis de cólicos y diarrea.
Té de manzanilla
Además de ser calmante, el té de manzanilla está indicado para aliviar los gases intestinales, gastritis, mareos, cólicos y también para ayudar a la desintoxicación del hígado. Como todo líquido, es esencial para el metabolismo digestivo y tránsito intestinal.
Yogur
Por ser resultado de la fermentación con lactobacilos, los yogures, quesos y otros derivados lácteos son considerados productos probióticos, es decir, favorables a la microbiota. Los lactobacilos, por ejemplo, ayudan a regular el movimiento peristáltico y sintetizar las vitaminas en el intestino grueso y delgado, además de favorecer el equilibro de las bacterias que habitan nuestro cuerpo.
Carnes blancas
Fuente de proteína y grasas buenas, el pescado contiene ácidos grasos (como el omega 3) que ayudan a fortalecer todos los tejidos, como los del tracto digestivo. Además, las carnes blancas ofrecen vitamina D y magnesio, que contribuyen a aliviar el malestar intestinal y a mejorar la absorción. El pollo posee vitaminas que también son útiles para regular la digestión y absorción de otros nutrientes durante el tránsito intestinal.