Un grupo de investigadores estadounidenses en salud desarrolló un "marcapasos cerebral" para ayudar a los pacientes con alzhéimer a mejorar sus capacidades cognitivas y funcionales, según un estudio publicado hoy en el Journal of Alzheimer's Disease (JAD).
"Tenemos muchas herramientas y tratamientos farmacéuticos para ayudar a los pacientes de Alzheimer con su memoria, pero no tenemos nada que los ayude a mejorar su toma de decisiones o aumentar su capacidad para centrar la atención y evitar distracciones", señaló el profesor de la Universidad Estatal de Ohio Douglas Scharre, coautor del estudio.
El médico destacó que estas aptitudes "son necesarias para realizar las tareas diarias, como hacer la cama, elegir qué comer y tener una conversación significativa con amigos y familiares".
Para frenar el declive de estas capacidades, se implantaron por primera vez cables eléctricos delgados en los lóbulos frontales de los cerebros de pacientes con Alzheimer para determinar si el uso de un "marcapasos cerebral" podría ser útil en este sentido.
El implante de dispositivos para la estimulación cerebral profunda (DBS) es similar al de un marcapasos cardíaco, excepto que los cables del marcapasos se implantan en el cerebro en lugar del corazón.
Los lóbulos frontales son responsables de nuestra capacidad para resolver problemas, organizar y planificar y hacer buenos juicios, entre otras aptitudes.
"Al estimular esta región del cerebro, las capacidades funcionales cognitivas de enfermos de alzhéimer con 'marcapasos cerebral' disminuyeron más lentamente que los pacientes sin DBS", señaló Scharre.
Así, este estudio piloto descubrió que la DBS dirigida a las regiones cerebrales frontales puede reducir la disminución del rendimiento general que se observa típicamente en las personas con alzhéimer leve o en estadio temprano.
Esta misma tecnología se ha utilizado con éxito para tratar a más de 135.000 pacientes en todo el mundo con Parkinson.
LaVonne Moore, enferma de alzhéimer de 85 años y nacida en Delaware (Ohio, EE.UU.), se sumó al estudio en 2013, cuando no era capaz de cocinar.
Después de dos años de estimulación cerebral profunda, pudo mezclar de forma independiente los ingredientes y hacer la comida.
Además, fue capaz de organizar una salida familiar que incluía decidir el destino, decidir el transporte que iban a usar, planificar en función del clima y hacer un presupuesto.
Moore recuperó también la independencia para seleccionar su atuendo de ropa, anotaron los investigadores.
Su esposo Tom Moore, de 89 años, explicó en el artículo que el alzhéimer de LaVonne había mejorado, pero "más lentamente de lo que esperaba".
Los investigadores quieren ahora explorar métodos no quirúrgicos para estimular el lóbulo frontal, que sería una opción de tratamiento menos invasiva para frenar los síntomas de la enfermedad de Alzheimer.