El agua en todas sus formas y expresiones puede provocar efectos magníficos desde múltiples niveles. Ya sea dentro del mal mecidos por una ola o debajo de una ducha caliente, este elemento de la naturaleza también puede ayudarte a la hora de conciliar un sueño profundo y reparador. Entiende por qué deberías tener en cuenta tomar un baño antes de irte a acostar.
Las duchas y el buen dormir
Hace tiempo se había demostrado ya que darse una ducha puede ayudar a fomentar la creatividad y la concentración durante la jornada. Pues una serie de investigaciones vienen comprobando los beneficios de los baños nocturnos, unos momentos antes de ir a dormir.
De acuerdo con Dianna Augelli, miembro del Centro de Medicina del Sueño en Nueva York, cuando una persona ingresa en la ducha tibia por las noches el cuerpo tiende a relajarse y a distenderse, dos características claves a la hora de lograr un sueño sereno y profundo. La idea no es elevar en exceso la temperatura del cuerpo sino reducirla. Según su investigación, este efecto le envía una señal al cerebro de que ya es hora de irse a dormir.
¿Cuál es el momento perfecto entonces?
De acuerdo con los investigadores a cargo del estudio, lo mejor es tomar esa ducha 90 minutos antes de acostarte. Pasado ese tiempo, tu cuerpo y tu mente estarán preparados para regular sus ritmos circadianos y acomodarlos para lograr un buen descanso. Es probable que enseguida después de la ducha te sientas energizado y más creativo, pero a medida que va pasando el tiempo comenzará el proceso de enfriamiento y tu sistema sabrá a ciencia cierta que ya es hora de dormir.
Recuerda que lo ideal también sería ingerir la cena con antelación para luego sí ingresar al baño y disfrutar de este proceso previo al descanso sin tener que exigirle demasiadas acciones al organismo antes de dormir. Y tú, ¿qué esperas para comprobar los maravillosos efectos de las duchas nocturnas?