Todos pueden sentir sed de vez en cuando. Puede deberse a hacer mucho ejercicio, al calor o a que comer algo con mucha sal. Eso es lo más normal del mundo. Sin embargo, las causas pueden ser muy diferentes si se padece polidipsia o sed constante. Entiende cuáles pueden ser las principales causas médicas de este padecimiento.
1. Anemia
La anemia es un trastorno en el que el cuerpo no produce la suficiente cantidad de glóbulos rojos sanos, lo que impide que se distribuya el oxígeno por las células. Uno de los síntomas más notorios de la anemia es la sed constante. Esto se debe a que el cuerpo trata de compensar la pérdida de líquidos que sucede cuando se pierden los glóbulos rojos más rápido de lo que se puede remplazar.
En el caso de que la anemia sea leve, no existe el riesgo de sufrir de polidipsia. Sin embargo, en caso de anemias más severas, es uno de los síntomas más comunes.
2. Boca seca
La sequedad en la boca se suele confundir con sed en exceso. Sucede que, al padecer de este trastorno, la persona va a tomar más cantidad de líquido para contrarrestar la sensación y el malestar que causa. La sequedad en la boca puede producirse por la toma de ciertos medicamentos o por enfermedades como el cáncer, así como también por daño a los nervios de la cabeza o del cuello e inclusive debido al consumo de tabaco.
3. Deshidratación
La deshidratación es producida, como debes haberte imaginado, por la falta de líquido necesario para que el organismo funcione adecuadamente. La deshidratación puede deberse al exceso de sudoración, a diferentes enfermedades o al ejercicio. También puede darse si sufres diarrea o vómitos.
4. Diabetes
La sed constante es uno de los principales síntomas de la diabetes. Esto se debe a que dicha enfermedad provoca acumulación de azúcar en la sangre. Esto, a su vez, genera problemas renales, lo que causa una micción frecuente que puede conducir a la polidipsia.
Como puedes ver, la polidipsia o sed constante puede ser un trastorno común que todos podemos padecer en algún momento, pero también puede ser el indicador de otras enfermedades. Recuerda que, ante cualquier duda, lo mejor será consultar con tu médico.